Matar homosexuales era para él una especie de favor a los habitantes del Distrito Federal, pues según él hacia un bien a la sociedad. Soñaba con ser médico e igual que su papá, logró ingresar al Ejército, pero desertó. Al salir, comenzó a robar y en su necesidad de conseguir dinero fácil optó por secuestrar usando quizás un modus operandi novedoso en el que sólo con su físico cazaba a sus víctimas.
Registros en la prensa, señalan que en 2005, privó de la libertad a por lo menos menos seis hombres, de los cuales cuatro de ellos fueron asesinados, pero el 23 de enero de 2006 fue detenido y presentado a la prensa tres días después en las instalaciones de la extinta Agencia Federal de Investigación (AFI) de la entonces Procuraduría General de la República (PGR).
Las autoridades informaron que la persona responsable de acabar con la vida de hombres de la comunidad LGBT tenía nombre: Raúl Osiel Marroquín Reyes, un joven originario de Tampico, Tamaulipas. Al ser presentado ante los medios de comunicación, su rostro era el de alguien que pese a saber lo que había hecho, no demostraba estar preocupado, pero su mirada era amenazadora.
Raúl Osiel Marroquín se convirtió en un peligro para las personas de la comunidad LGBT. Los crímenes que cometía le valieron que fuera llamado El sádico o El asesino del arcoíris. Tras un tiempo en su ciudad natal, decidió vivir en el entonces Distrito Federal (hoy Ciudad de México) y frecuentaba la Zona Rosa, donde seducía a sus víctimas.
Ganarse la confianza de los hombres que conocía era la puerta para poder secuestrarlos en hoteles. "Una de mis víctimas, era portador del VIH y de cierta manera evité la propagación de ese virus", confesó tras ser detenido. "A estas alturas considero que en cierta manera, hasta le hacia un bien a la sociedad", expresó.
De las chelas a los secuestros
Raúl era alguien que dejó las fuerzas armadas y optó por delinquir ante una necesidad personal. Sus acciones derivaron por desquite, es decir, para hacer sufrir a sus padres quienes no lo apoyaron para que fuera un cirujano dentro de la milicia; resentimiento hacia su familia que manifestó secuestrando y matando. Aquel joven sentía rabia y coraje.
Mónica Ramírez, encargada de realizar el perfil criminológico
de El sádico, platicó con MILENIO cómo fueron aquellos días en los que tuvo charlas con uno de los hombres más buscados por la policía y que fue detenido dos días antes que Juana Barraza Samperio, La Mataviejitas fuera capturada.
La criminóloga recuerda que a Raúl le gusta pintar y cuando lo conoció él hacia dibujos a puro lápiz. La gente, dice, piensa que lo que hizo El sádico eran crímenes odio, pero en una opinión personal de la especialista, "eran víctimas de oportunidad y él tenía en mente llevar a cabo un secuestro por el cual cobrar una suma de dinero bastante considerable".
Raúl tenía pensado privar de la libertad a una persona conocida que estaba fuera de México, pero al no encontrarla, optó por irse a tomar unas cervezas en un bar gay, y ahí al verlo, algunos hombres comenzaron a invitarle algunos tragos, "y ahí es donde empieza a crear este modus operandi donde las víctimas llegaban a él" porque sentían atracción por Raúl.
"Hay una parte de crímenes de oportunidad y después él elige y toma la decisión de empezar a bares gay para secuestrar a sus víctimas y extorsionarlos y liberarlos, pero después junto con su cómplice toman la decisión de que no pueden dejarlos vivos porque los pueden identificar y terminan matándolos", dijo Mónica Ramírez.
Una víctima igual al secuestrador
Raúl Osiel Marroquín Reyes, recuerda la criminóloga, comentaba que "tenía que buscar una víctima que se pareciera a él porque, al día siguiente de tenerla como privada ilegalmente de la libertad, iba a sacar una cuenta en el banco a nombre de esa persona para que las extorsiones fueran depositadas en esa cuenta".
Dentro de esas charlas en la penitenciaria, El sádico revivió el momento en que fue detenido y dijo que cuando expresó que al matar homosexuales evitaría que se propagara el VIH, lo hizo porque estaba enojado y quería hacer creer a la gente que era una persona fuerte, recuerda Mónica.
Las primeras sesiones que tuvo con él, lo recuerda como alguien que no le gustaba platicar mucho, y estaba "un poco cerrado y sus ojos mirando hacia el piso y la pared".
"Yo veo el lado humano de lo que la gente pues considera o ve como monstruos. En ese sentido, a la audiencia o a los lectores les parece que es un asesino y claro, Raúl dejó una herida profunda y terrible en la sociedad (…) Raúl tiene un grado de psicopatía, si bien es cierto no al 100, sí trae un porcentaje medio elevado de psicopatía.
(…) no es un psicópata en toda la extensión de la palabra, pero sí tiene un grado elevado y es una persona que como trae toda una experiencia y formación militar entonces es una persona que por lo mismo llegó confeso a prisión, él asumió la responsabilidad de lo que había hecho".
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¿Gay u homofóbico?
El asesino del arcoíris1 comentó que Juan Enrique Madrid Manuel, su cómplice, tuvo menor participación en los secuestros y Raúl fue quien "hizo mucho más" al ser quien planeó, desarrolló y generó el modus operandi, acciones por las que se encontraba en la cárcel, recuerda Mónica.
La forma en la que Raúl acechaba hicieron creer a algunos que era gay y/o homofóbico, pero al charlar con él, Mónica consideró que no era ninguna de las dos.
"Raúl no es gay, Raúl no es homofóbico, es simplemente que le parecieron víctimas de oportunidad, como él comenta: 'llegaban a mí' y 'llegaban a mí solitos' y 'solitos cavaron su propia tumba'. Fue el encontrar el nicho perfecto para la víctima más adecuada".
Mónica agrega que Raúl asumió lo que hizo y "él está muy consiente de que está pagando por lo que hizo, y sí, sí muestra arrepentimiento auténtico por haber victimizado a todos estos individuos".
"Él se arrepiente de haber hecho eso, no siente culpabilidad por haber llevado a cabo sus crímenes, sin embargo, sí se arrepiente. Son cosas diferentes el remordimiento, la culpabilidad y el arrepentimiento".
Con información de EFE
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