"El Gallo era muy alegre", así describió el fotógrafo Daniel Vargas, en Twitter, al sacerdote Javier Campos Morales, asesinado dentro de la parroquia San Francisco Javier en Cerocahui, Chihuahua, junto al padre Joaquín Mora y un guía de turistas que entró al templo a pedir ayuda.
"No puedo creer la noticia que me acaban de compartir. Asesinaron a dos amigos jesuitas por intentar refugiar a una persona que perseguían. El Gallo era una persona muy alegre y Joaquín muy tranquilo e inofensivo. Qué horror, qué tristeza y qué rabia. Deseo haya justicia", fue el menaje de Vargas.
El sacerdote jesuita, de 79 años, nació el 13 de febrero de 1943 en la Ciudad de México. Sus primeros años de vida los paso en Monterrey, Nuevo León, y después ingresó al Instituto de Ciencias en Guadalajara, Jalisco.
A los 16 años, el 14 de agosto de 1959, se incorporó a la Compañía de Jesús. Esto con el fin de inicar con su preparación que lo llevaría a ser ordenado como sacerdote el 8 de junio de 1972, en la Ciudad de México.
Un año después, en 1973, empezaría su misión como superior local, vicario pastoral y episcopal en la Sierra Tarahumara, en la comunidad de Norogachi. Fue párroco en Guachochi de 1974 a 1983; en Chinatú de 1987 al 1999, donde alterno su trabajo pastoral en Cerocahui, donde estuvo de 1996 al 2016.
El Gallo regresó en 2019 a Cerocahui como Superior de la Misión Jesuita, párroco, vicario de Pastoral Indígena de la Diócesis de Tarahumara y asesor regional de CEB’S (Comunidades Eclesiales de Base).
Precisamente como asesor de las comunidades eclesiales, se mantuvo activo en redes sociales hasta sus últimos días. El Gallo mostraba su fe y espiritualidad en su trabajo pastoral.
DMZ