En dos décadas, Sedena destruyó casi 11 mil aeropistas clandestinas

Lucha antinarco

Los campos de aterrizaje están en zonas remotas y se equiparan en número a los 13 mil aeropuertos de EU; al menos mil 500 se ubican en municipios dominados por el cártel del 'Chapo'.

Avioneta siniestrada en 2015 en Sinaloa. (Especial)
Rafael López
Ciudad de México /

México es un enorme aeropuerto clandestino para el narco. En los últimos 20 años y en medio de una intensa lucha contra el narcotráfico, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) detectó y destruyó 10 mil 611 pistas de aterrizaje creadas por los cárteles para trasladar drogas, armas y personal por el país.

Para dimensionar el nivel de las operaciones aéreas del crimen organizado en territorio mexicano basta una comparación. Las casi 11 mil pistas irregulares descubiertas y destruidas por el Ejército en parajes, zonas remotas y selvas están muy cerca numéricamente de los 13 mil aeropuertos oficiales que hay en todo Estados Unidos, el país con más instalaciones aéreas en el planeta.

Las cifras revelan que en la primera década de este siglo se destruyeron 7 mil 470 pistas clandestinas, mientras que entre 2010 y 2019 se logró sacar de operación 3 mil 141 campos de aterrizaje, de acuerdo con datos proporcionados por la Defensa Nacional mediante una solicitud de transparencia.

Y un solo cártel domina en el rubro aéreo. El 50 por ciento de las mil 555 pistas clandestinas destruidas por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) entre 2013 y 2018 se ubicó en solo seis municipios que se encuentran en la zona de influencia del cártel de Sinaloa, reconocido por utilizar y contratar de manera continua a pilotos para sus operaciones.

En la pequeña lista se encuentran Ensenada y Mexicali, en Baja California; Guadalupe y Calvo, en Chihuahua; Badiraguato, en Sinaloa; Caborca, en Sonora, y Tamazula, en Durango. Estas demarcaciones crean dos zonas de trasiego muy notorias: la primera se ubica dentro del Triángulo Dorado y la segunda cubre un franja a lo largo de la frontera con Estados Unidos.

Los reportes militares señalan que la capital nacional de las operaciones aéreas del narco es Ensenada, con un total de 303 pistas destruidas a lo largo de seis años.

Los informes de la Sedena revelan que la mayor cantidad de pistas clandestinas destruidas entre 2013 y 2018 se registró en Baja California con 442 casos.

Diversos informes señalan que lo anterior se debe en gran medida a la ubicación geográfica que permite una mayor cercanía a la frontera lo cual permite reducir gastos para los cárteles de la droga.

En segundo lugar se ubica Sonora con 391 pistas destruidas, seguida por Chihuahua con 341, Sinaloa con 205 y Durango con 143. Las 33 pistas restantes se repartieron en seis entidades diferentes.

Por otra parte, el municipio de Mexicali, Baja California, también se ubica entre las localidades con más campos de aterrizaje destruidos en el sexenio anterior. En este caso, al igual que en Ensenada, la mayoría de las acciones contra el narcotráfico se realizaron entre 2014 y 2016 cuando se documentaron 55 destrucciones.

En esa misma franja fronteriza se ubica la alcaldía de Caborca, Sonora, donde las fuerzas castrenses localizaron 74 caminos de terracería que fueron habilitados para el descenso de avionetas.

Tan solo en las tres alcaldías fronterizas antes mencionadas, se destruyeron 448 pistas clandestinas que representaron 28 por ciento de los casos reportados en el sexenio anterior.

En un segundo bloque están tres municipios que se ubican dentro del Triangulo Dorado y en el que se encontraron 337 campos de aterrizaje que fueron asegurados por miembros de Sedena.

El primero de ellos fue la alcaldía de Guadalupe y Calvo, en Chihuahua, donde las fuerzas armadas sacaron de operación 180 caminos de terracería que recibían aeronaves con cargamentos de diversas drogas.

Los otros dos municipios son Badiraguato, Sinaloa, con 85 pistas, y Tamazula, Durango, con 72 aseguramientos.

Contrataque del Ejército

Confrontado con un enemigo que sigue empecinado en utilizar aeronaves, la Sedena se ha dado a la tarea de mejorar su red de radares a lo largo del país para rastrear incursiones aéreas provenientes de otros países, especialmente de Colombia y Centroamérica.

Esta red, conocida como Sistema Integral de Vigilancia Aérea (SIVA), da seguimiento preciso y en tiempo real de los vuelos anormales con el fin de compartir información con dependencias nacionales e internacionales para poder reducir el margen de maniobra a la delincuencia organizada.

Aunado a la estrategia de contener el trasiego de droga mediante radares, en 2019 los elementos castrenses destruyeron 61 pistas de aterrizaje clandestinas, la cifra más baja en los últimos 20 años.

Los datos oficiales reportan que apenas en 2015 las fuerzas militares localizaron 446 caminos de terracería habilitados para el descenso de avionetas que transportaban cargamentos de droga; dicha cifra es seis veces mayor a los resultados obtenidos el año pasado.

Lejos quedaron los años en que las acciones contra el narco lograban récords históricos en la destrucción de pistas clandestinas: por ejemplo, en 2004 la Sedena quitó de operación 988 campos de aterrizaje creados por el crimen organizado; otros años con altos registros fueron 2007 con 879 casos, en 2008 se reportaron 767 erradicaciones y en 2009, 736.

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