Jared tenía cinco años y vivía con su familia en Culiacán. Ahí festejó Año Nuevo, hasta que perdió la vida al ser alcanzado por una bala perdida la madrugada del domingo primero de enero.
El niño jugaba afuera de su domicilio cuando repentinamente sus familiares lo vieron desplomarse, al acudir a revisarlo, se dieron cuenta de que tenía una herida en la cabeza cerca del cuello.
De inmediato lo subieron a un vehículo particular y lo llevaron al Hospital Pediátrico de Sinaloa, donde a pesar de los intentos, murió horas más tarde.
Pero Jared no es el único caso de un niño impactado por una bala perdida, ya que esa misma noche se reportó el ingreso hospitalario de otro menor de siete años de edad, quien también fue víctima de los pistolas bravas.
En este caso, los padres notaron que el niño comenzó a quejarse y llorar, por lo que al revisarlo detectaron una herida de bala en su espalda.
Se estima que hay al menos otras dos personas alcanzadas por bala perdida en Sinaloa, sin embargo las autoridades no han dado a conocer el recuento oficial.
SNGZ