Adolfo, un padre de familia que perdió a su hijo hace 8 años luego de un supuesto levantón en Los Mochis, Sinaloa, ha dedicado un poema su hijo que más una líneas textuales, son frases de sentimiento y dolor de haber perdido a su primogénito.
Adolfo de Jesús López Esparza y César Alberto Uriarte Cota desaparecieron el 28 de febrero de 2015, del domicilio del primero de ellos, ubicado en el fraccionamiento Ampliación San Fernando, en la ciudad de Los Mochis, Ahome, al norte de Sinaloa.
Según algunos testigos, se los llevaron en una camioneta negra, al parecer una Honda Pilot que algunos vecinos la vieron llegar en otras ocasiones esa vivienda, por lo que desde un inicio se presumió que quienes se los llevaron los conocían.
Horas después de la desaparición de Adolfo y César se reportó la desaparición de Luis Martínez Galaviz, los tres trabajaban en el Instituto Mexicano del Seguro Social en la misma ciudad.
Hoy, exactamente ocho años después, y luego de un sinfín de búsquedas de fosas clandestinas, buscando encontrar los restos de su hijo y en medio de la desesperación, Adolfo, escribió un poema a su hijo desaparecido, en el cual, pide clemencia y una pista, aunque sea anónima, para dar con sus restos.
"Ocho años de tu esencia, se cumplen hoy 28 de febrero, reclamamos tu presencia, hijo mío, Adolfito, por buscarte es el esmero.
Era en el año 2015, sábado por la tarde, mi Adolfito, te privaron de la libertad, ha sido un suplicio el buscar y no hallarte, esperando con vida, vayas a regresar, pasa el tiempo y se complica, que estés vivo es la esperanza, y con ocho años, esto implica, que no aparezcas así, hay desconfianza.
Te buscaba vivo, ahora como sea, le pido a Dios que te encontremos, con vida, lo más difícil e imposible sea, pero buscando en todos lados, seguiremos.
Al pasar un año recibí la segunda puñalada, que no te buscara vivo, me dijeron, que al día siguiente tu vida fue cegada, no tuvieron compasión los que te desaparecieron.
Yo confío en tu limpieza, tú nunca hiciste nada malo, pero te traicionó tu inocencia, de andar y confiar en compañero equivocado, mucha gente como dioses ha juzgado, que al que le pasa esa suerte es porque andaba en lo dado y en camino malo, merece la muerte".
Adolfo López Ramírez, padre del joven desaparecido, es de los pocos hombres que se mantienen dentro de las filas de los grupos de madres buscadoras, activamente realizando trabajos de localización en pareja, enmontados, basureros, orillas de canales y drenes agrícolas, prácticamente en cualquier rincón de Guasave y el norte de Sinaloa, tratando de encontrar restos humanos, que con suerte, puedan ser los de su familiar que es un numero más entre los 111 mil mexicanos que están reconocidos oficialmente como desaparecidos en el país.
DMZ