Entre un ambiente de miedo, zozobra y dolor, familiares y amigos de José Antonio Langurén Martínez, quien era director de la policía de Tizapán, le dieron el último adiós, el elemento fue abatido en una emboscada a manos de la delincuencia organizada el 12 de junio.
Hasta el momento este asesinato continúa en total impunidad, pese a que la fiscalía del estado emitió un comunicado anunciando que iniciarían con las investigaciones por este crimen.
Al respecto algunos policías del municipio lo único que piden es que se haga justicia.
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Los elementos municipales comprenden que la tranquilidad del municipio se terminó y ahora sólo queda estar en alerta por su propia seguridad.
"Era un muy buen compañero, muy buena persona y excelente jefe, a la expectativa a seguir con nuestra labor ya sabrá Dios, normalmente había estado muy tranquilo, pero sabemos que los tiempos cambian", dijo un policía de Tizapán.
Al respecto de la seguridad en Tizapán, el presidente municipal Martín Silva Ramírez, dimitió que los pobladores se muestran temerosos.
"Si se ve la población un poco preocupada, pero esto no es entre la gente, es entre los grupos que andan peleando, como que eso pasa, lo que hemos notado es que es entre grupos que tienen la pelea entre ellos", comentó Martín Silva Ramírez, presidente municipal de Tizapán.
Los dos policías que resultaron lesionados durante la emboscada continúan recibiendo atenciones médicas, uno de ellos en estado delicado de salud y el otro fuera de peligro.
Recordar que el 10 de marzo dos policías del municipio de Jocotepec también fueron acribillados a balazos, en el mes de marzo 17 personas fueron fusiladas en San José de Gracia, también en Tamazula se registró una balacera y la quema de dos camiones en el mismo mes, además de dos balaceras en Mazamitla durante el mes de mayo.
Son los hechos de inseguridad en la zona sur de Jalisco en los límites con Michoacán, donde la disputa entre dos carteles rivales de la delincuencia organizada no da tregua para la población.
JMH