A pesar de que los restos de su hijo fueron localizados cuatro días después de su desaparición ocurrida en 2019, el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) apenas se los entregó.
Este sábado por la mañana, la señora Eva Ochoa, recibió lo único que se encontró de su hijo Miguel Ángel Franco: la cabeza y una parte de su costilla.
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La víctima era sordomudo y tenía una lesión cerebral.
Fue en mayo del 2019 cuando Miguel de 22 años fue privado de su libertad, y luego hallado en la fosa de Santa Anita, en San Pedro Tlaquepaque.
Apenas el pasado lunes, la señora Eva Ochoa, -acompañada de la fundación Da Vida a Tlaquepaque- suplicó a la autoridad que le entregara a su hijo.
“De repente me hablaron, y me dijeron que no me lo iban a entregar, y así hemos estado. Ya cumplió 2 años mi niño ahí en SEMEFO, y yo lo quiero sepultar, porque mi madre se fue con esa mortificación, y quiero enterrar lo que me den de mi niño”, relató el pasado primero de febrero.
La señora reclamó una y otra vez los restos, pero las autoridades argumentaron que no estaba completo. De ahí que haya decidido acudir a la fundación Da Vida a Tlaquepaque para que la orientara y acompañara a interponer a una queja en la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Los restos de joven serán sepultados en el Panteón Municipal de Toluquilla, en San Pedro Tlaquepaque. Además la familia de Miguel Ángel recibirá apoyo psicológico.
Sin embargo, este no es el único caso donde la autoridad revictimiza a las familias de los desaparecidos.
Falta que el IJCF entregue el cuerpo de José Francisco Villa Tomás, un estudiante de la preparatoria Norte de la Universidad de Guadalajara-.
Del joven de 18 años, tienen ya 11 partes de su cuerpo. Faltan tres. En el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) no dan mayores respuestas sobre el tiempo que falta para dar respuesta a su familia.
JMH