La última vez que su esposa e hijas vieron a Carlos Javier Flores, de 47 años, llevaba puesto un pantalón negro, zapatos verdes y una playera azul marino con franjas rojas y blancas.
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El sábado 8 de agosto, Carlos Javier fue sacado de su tienda de abarrotes en Tonalá. Eran las 12:19 de la tarde. Una camioneta negra sin rotulado se estacionó frente a su negocio.
Varios sujetos bajaron y uno a uno fueron acercándose. Dos entraron, uno se quedó en la entrada y uno más afuera. Adentro, Carlos Javier esperaba a los clientes en su silla. Al ver a los hombres armados, se levantó y fue hacia ellos. Nunca opuso resistencia; según el testimonio de su esposa Laura, se identificaron como elementos de la policía estatal y la Fiscalía del Estado de Jalisco.
"Lo primero [que] le dijeron [es] que [era] una revisión de rutina y después de eso lo agarran y lo suben a la camioneta y nosotros salimos y les dijimos que por qué se lo iban a llevar y no nos contestaron nada, simplemente cerraron las puertas y se fueron", narra.
La tienda de abarrotes, ubicada en la colonia San Gaspar, abrió apenas hace 25 días. Una semana antes de su desaparición, Carlos Javier ya había recibido amenazas telefónicas.
"Que lo iban a levantar si seguía cobrando un dinero que mi esposo había prestado a una mujer (...) prestó cuatro mil pesos y mi esposo iba a cobrar cinco mil pesos", señala Laura.
Carlos Javier nunca levantó una denuncia por las amenazas. Su esposa describió que estos hombres llevaban bordado el escudo de la Fiscalía en su chaleco antibalas y tomó fotos del vehículo en que viajaban, pero los últimos dígitos de la camioneta estaban cubiertos.
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Tras la denuncia presentada por la familia, la Fiscalía estatal negó que sus elementos hayan participado en el levantamiento e informó que se trata de criminales con uniformes apócrifos.
"Yo quiero saber qué pasa, por qué tantas mentiras, tantos misterios", finaliza Laura.
Entregan videos a la Fiscalía del Estado
Laura explicó que luego de que se llevaran a su esposo, siguió la camioneta para evitar que siguiera avanzando el automóvil en el que viajaban los presuntos oficiales, sin embargo, dijo que su camioneta se apagó debido a una falla mecánico y los perdió de vista.
Posteriormente, añadió, volvió a casa donde la esperaban policías estatales, que le pidieron que entregara los videos de la cámara de seguridad y los que habían grabado sus hijas con sus celulares.
"Me regresé y ya estaba una camioneta escondida, la Policía de Tonalá me estaba prestando servicio, pensé que era mi marido, resulta que no, que eran policías del estado con camionetas rotuladas y decían que los superiores los habían mandado por los videos que mis hijas traían en sus celulares y el de la cámara de seguridad, pero, no se los quise dar a ellos", dijo la mujer en entrevista con Azucena Uresti para Grupo Fórmula.
Añadió que las grabaciones ya las entregó a la Fiscalía del Estado para que continúen las investigaciones del caso.
JMH/RLO