Los gritos que se escuchaban desde una vivienda de la colonia Eduardo Guerra en Torreón encendieron la alerta entre vecinos. Eran cerca de las 14:00 horas cuando el llamado llegó al número de emergencias 911, sobre un posible caso de violencia familiar.
Al arribar al domicilio señalado, elementos de la Policía Municipal se entrevistaron con Karina “N”, de 32 años de edad, quien fue identificada como la presunta responsable de haber agredido físicamente a su hija de 12 años, versión que fue confirmada por la menor, quien relató los hechos a los oficiales.
Ante la gravedad del señalamiento y para salvaguardar la integridad de la niña, los agentes procedieron a la detención de la mujer, actuando conforme a los protocolos establecidos, con respeto a sus derechos humanos y poniéndola a disposición de la autoridad competente para el seguimiento legal correspondiente. La menor quedó bajo resguardo para recibir la atención y protección necesarias.
Maltrato en el hogar
Más allá del parte policial, el caso evidenció una realidad dolorosa: la violencia que ocurre puertas adentro y que, en muchas ocasiones, solo se visibiliza gracias a la intervención de la comunidad.
En Coahuila, el marco legal es claro, el Código Penal del Estado tipifica la violencia familiar como delito cuando se ejerce cualquier acto abusivo de poder u omisión intencional que cause daño físico, psicológico o emocional a un integrante del núcleo familiar, con agravantes cuando las víctimas son niñas, niños o adolescentes.
A esto se suma la Ley de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes del Estado de Coahuila, que establece la obligación de las autoridades de garantizar el interés superior de la niñez, así como su derecho a vivir una vida libre de violencia y a recibir protección inmediata ante cualquier forma de maltrato.
Las autoridades reiteraron que cualquier persona puede y debe denunciar situaciones de violencia familiar, especialmente cuando hay menores de por medio.
La intervención oportuna, como en este caso, puede marcar la diferencia entre el silencio y la posibilidad de un entorno más seguro para quienes no siempre tienen voz.
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