VIDA, el grupo que busca a desaparecidos en Coahuila

Los padres de víctimas que conforman la organización viajan en una camioneta prestada, recorren el desierto calzando tenis y excavan con machetes, cuchillos, rastrillos o varillas.

Silvia y Óscar muestran el retrato de su hija, que ahora tiene 26 años.
Érika Flores
Torreón, Coah. /

Tras la desaparición de Silvia Stephanie Sánchez Viesca, Fanny, sus padres además de buscarla se fueron rodeando de otras familias que, como ellos, buscan a algún familiar. Es así como surge el grupo VIDA, conformado por 35 padres y madres que esperan encontrar a sus hijos levantados en ese estado entre los años de 2004 y 2013.

"Es muy entusiasta nuestro grupo pese a que son personas mayores. Los menores somos Silvia y yo, que tenemos 54 años. Los demás son personas de entre 60 y 70 años.

Recorremos el desierto a 40 grados, bajo el sol directo" explica Óscar Sánchez, padre de Fanny.

Desde enero pasado VIDA recorre el desierto de Coahuila, buscando fosas clandestinas.

Por mail y redes sociales reciben algunas ubicaciones y en menos de 15 recorridos, que se llevan a cabo los sábados, han encontrado el cuerpo de una mujer, algunos restos y tres osamentas, mismos que la autoridad del estado y la policía científi­ca han catalogado como "restos de animales".

"Somos un puñado de familias que espera recuperar a sus familiares con o sin vida, con o sin las autoridades" asegura Óscar.

Por falta de recursos, los integrantes de VIDA trabajan en el desierto con tenis y ropa ligera, bañados en bloqueador solar, cargando en sus mochilas tortas, agua con hielos y algunos guisados que comparten entre sí.

Sus herramientas de búsqueda son caseras o improvisadas y entre ellas hay machetes, cuchillos, palas de pastel, rastrillos y algunas varillas ­losas con las que atraviesan la arena.

Óscar ha sido el principal maestro del grupo después de haber tomado algunos cursos en Gobernanza

Forense y Ciencia Forense Ciudadana.

VIDA parte hacia el desierto a bordo de una camioneta pequeña que les presta un sacerdote. El grupo ha solicitado a empresas, mineras y fábricas donaciones de botas industriales y vestimenta apropiada para trabajo en el desierto. Ninguna los ha apoyado.

Los escasos ingresos con los que sufragan sus búsquedas surgen de rifas y venta de hamburguesas.

Así como algunos padres continúan buscando a sus hijos, otros optaron por dejar de hacerlo. Silvia y Óscar explican el porqué. "Tenemos una compañera a la que, semanas después de que su hijo fue levantado, le llamó por teléfono.

Le dijo que estaba bien, vivo. Que no podría regresar y les pidió que dejaran de buscarlo".

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