La Santa Muerte cuida y vigila a pobladores en Villa Purificación

En el decenio reciente, el municipio se ha convertido en el epicentro de la organización criminal con más presencia en territorio mexicano: el CJNG.

Villa Purificación cuenta con 163 localidades (Víctor Hugo Ornelas)
La comunidad de El Acíhuatl, en Villa Purificación la habitan no más de 100 personas. (Víctor Hugo Ornelas)
Villa Purificación es de los municipios más extensos de Jalisco (Víctor Hugo Ornelas)
Víctor Hugo Ornelas
Guadalajara /

Los ojos inertes de la Santa Muerte que cuelga del pecho de un policía se suman a las miradas fijas que se postran sobre una cara desconocida recién llegada al lugar, algunos murmuran, otros avisan por teléfono sobre aquella presencia inusual, de manera directa un hombre pregunta ¿qué vienen a hacer aquí? Así es la bienvenida a Villa Purificación.


Para solicitar entrevista con algún funcionario no hay una oficina de comunicación social, los datos son registrados por un elemento de seguridad pública, nombre, apellidos, lugar de origen, características del vehículo y sus placas, personas que acompañan, datos inusuales para una entrevista.

Villa Purificación fue el primer territorio en consolidarse como municipalidad en el estado de Jalisco, también es uno de los más extensos con casi 2 mil kilómetros cuadrados de superficie, pero las historias que se cuentan del lugar no giran en torno a su cultura y sus datos biográficos, sino sobre el narcotráfico y la delincuencia organizada, sobre la presencia de un hombre que se ha convertido en el capo más poderoso del país, Nemesio Oseguera Cervantes, alias El Mencho, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación.

El decenio reciente, Villa Purificación se convirtió en el epicentro de la organización criminal con mayor presencia en México, su vasta extensión territorial rodeada de sierra y sus cientos de caminos y brechas ofrecieron las condiciones adecuadas para que los integrantes del cartel se pudieran ocultar y trasladar de un lado a otro sin que las autoridades lograran detectarlos.

La región Costa Sur, a la que pertenece Villa Purificación, está vigilada por efectivos de la Policía Regional del estado, Guardia Nacional y Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), las unidades circulan en convoy, nunca de manera individual, pues la zona está considerada como de alto riesgo, aunque esa versión es inentendible para autoridades municipales, como el secretario general del ayuntamiento, Plutarco García, “es una localidad tranquila, no está alarmante el tema de seguridad, bueno creo que como país, está exactamente igual”, señaló. Además, calificó a la gente de la localidad como amable y hospitalaria.

Y así es, en lo general las personas en Villa Purificación son cordiales, cuentan historias personales y de vida, les gusta hablar ante la inusual presencia de un reportero, pero solo de temas habituales, cuando se aborda el tema del narcotráfico, los semblantes cambian, la expresión se vuelve rígida y las palabras se ahogan antes de ser pronunciadas, “se dicen muchas cosas en otros lados, pero aquí no sabemos de eso, ni de dónde lo sacaron, ni siquiera conozco al señor que mencionas (El Mencho), he visto algunas cosas en las noticias pero no, aquí es muy tranquilo, son puras mentiras”, explica un hombre mientras retira efectivo de un cajero que se encuentra a un costado del ingreso al palacio municipal.

Conforme pasan los minutos, nuestra presencia parece comenzar a incomodar y la tensión comienza a ser evidente, desde los ventanales del ayuntamiento se asoman servidores públicos perfectamente uniformados que, al hacer contacto visual, se esconden de nuevo al interior de la oficina. Además, jóvenes no mayores de 20 años pasan una y otra vez en sus motocicletas, todos con miradas desafiantes. Incluso, uno de ellos detiene su vehículo y se postra de frente, saca el celular y comienza a hablar en voz alta, como si su intención fuese ser escuchado “si, aquí en la plaza... ajá, ¿entonces con la prensa qué?”, pregunta.

El objetivo al cual intenta llegar el equipo de Milenio Jalisco es El Alcíhuatl, lugar en lo alto de la sierra, donde se encuentra un centro de salud que supuestamente fue utilizado para atender al líder del Cártel Jalisco Nueva Generación en repetidas ocasiones, antes de doblar la esquina, frente a la Comisaría de Seguridad Pública donde se encontraba una unidad con cuatro elementos a bordo, nos intercepta un hombre de playera roja, con cabeza rasurada, un tatuaje que corre de hombro a hombro con una frase que no se logra apreciar, también porta algo en la cintura por la parte del frente pero es cubierto por sus prendas, no así el cuchillo de aproximadamente 30 centímetros que cuelga por un costado de la parte baja de la espalda, “¿Ustedes son los que quieren ir a El Alcihuatl?”, cuestiona. Ante la respuesta afirmativa el sujeto se recarga en el auto y se acerca lo suficiente como para asegurarse de que escuchemos cada una de las palabras: “No tienen nada a qué ir allá, ahí no hay nada, no vayan a molestar a la gente, aquí tomen las fotos que quieran del templo y del kiosko. Miren, está bonito, tómenle ahí y ya váyanse. ¿Si entienden o no?”, sentenció.

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