“Miguel Ángel Treviño Morales, líder del cártel Los Zetas, nacido en Nuevo Laredo, terrenos que se respetan. Por azares del destino el comandante está preso pero el cártel aún sigue activo imponiendo su respeto”, se escucha en un narcocorrido que los Tucanes de Tijuana publicaron en marzo de 2016 como parte de un nuevo álbum de estudio.
A lo largo de poco más de cuatro minutos, la reconocida agrupación de regional mexicano describió no sólo el liderazgo que el también llamado Z-40 habría alcanzado en el hampa de México, sino también rasgos de su personalidad y sus más grandes pasiones: los ranchos, las mujeres y los caballos.
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Si bien los narcocorridos se han distinguido por relatar las grandes hazañas de líderes criminales que han encabezado organizaciones delictivas en el país, recientemente Miguel Ángel Treviño Morales se deslindó de ser aquel sanguinario líder criminal que señalan múltiples temas musicales, pero también acusaciones en documentos judiciales de México y Estados Unidos.
En una carta que su defensa legal hizo llegar a MILENIO, el Z-40 ejerció un derecho de réplica para aclarar que no ha recibido en México y ningún otro país una sentencia condenatoria la cual brinde certeza de que es líder de Los Zetas.
Además, negó recibir privilegios carcelarios en los distintos penales federales en donde ha estado recluido y aseguró que su extradición a Estados Unidos no se ha frenado por amenazas a jueces, tal y como fuentes de inteligencia revelaron a MILENIO.
A más de diez años de su aprehensión, el Z-40 permanece recluido en el Centro Federal de Readaptación Social (CEFERESO) No. 4 "Noroeste" y, pese a su posicionamiento por los señalamientos de medios de comunicación, autoridades mexicanas y estadunidenses tienen otros datos sobre su carrera delictiva.
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Miguel Ángel Treviño Morales: jefe de plaza y capo de Los Zetas
El Cártel del Golfo se consolidó como la organización delictiva más antigua que ha operado en México al operar redes de tráfico de whisky y otros productos ilícitos a Estados Unidos, al menos desde 1930.
La muerte y captura de varios de sus líderes generó una reconfiguración que a su pasó dejó múltiples escisiones que continúan operando en distintos estados de la República Mexicana, no obstante, pocas han logrado alcanzar el poderío y atención mediática que ganaron Los Zetas.
El origen de dicho grupo delictivo se remonta a Osiel Cárdenas Guillén, quien reclutó a un grupo de militares pertenecientes al Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFES) con el objetivo de que se convirtieran en un brazo armado encargado de su propia seguridad.
Con tácticas militares y el manejo de equipo bélico sofisticado, Los Zetas, encabezados en primera instancia por Arturo Guzmán Decena -alias el Z-1-, lograron extender su presencia por la costa este de México. Desde Tamaulipas y hasta Guatemala, así como algunos estados de la zona centro del país.
De acuerdo con un perfil de Miguel Ángel Treviño Morales difundido por el Programa de recompensas por narcóticos del Departamento de Estado, de 2006 a 2007 el Z-40 sirvió como Jefe de Plaza en Nuevo Laredo y, tras la muerte de Efraín Teodora Torres fue enviado a Veracruz.
La justicia estadunidense identifica al líder criminal como el responsable del contrabando de cargas de cocaína enviadas semanalmente de México a Estados Unidos. Los cargos fueron plasmados en una acusación federal del Distrito de Columbia desde 2008.
Aquellos peldaños que poco a poco Miguel Ángel Treviño Morales alcanzó dentro de la organización delictiva lo llevaron a encabezar Los Zetas, convirtiéndose no solo en uno de los líderes más sanguinarios sino también en una pieza clave para su independencia del Cártel del Golfo.
Los Zetas: de brazo armado a cártel por derecho propio
Reportes periodísticos difundidos por medios de comunicación locales relataron que el 21 de noviembre de 2002, Arturo Guzmán Decena fue abatido por elementos del Ejército Mexicano en Matamoros, Tamaulipas.
Un año más tarde, Osiel Cárdenas Guillén fue detenido y en 2007 fue extraditado a Estados Unidos; pese a los fuertes golpes que recibió la organización delictiva y su violento brazo armado, el legado que dejaron asentado se fortaleció y continuó operando bajo nuevos liderazgos.
Información recabada y difundida por InSight Crime apunta a que en 2010 Los Zetas ya habían logrado establecer presencia en al menos 405 municipios de México, además de que migraron hacia Guatemala, en donde también buscaron apoderarse de territorios estratégicos para el tráfico de drogas con su violencia característica.
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Adicionalmente, construyeron una red de contactos internacionales a lo largo de Centroamérica hasta Colombia y Venezuela, así como en Europa, Estados Unidos y África Occidental.
"El control territorial de cada facción local también les permitió reclamar su parte de cualquier actividad criminal que tomará lugar en su 'plaza', y entonces Los Zetas también comenzaron a conseguir ingresos de un sinnúmero de frentes, desde el secuestro de migrantes hasta la falsificación de DVDs", apunta en un artículo la fundación dedicada al estudio y la investigación de amenazas para la seguridad nacional de América Latina y el Caribe.
El poder que poco a poco acaparó el violento brazo armado lo llevó a protagonizar rencillas con el Cártel del Golfo por el control de Matamoros, Nuevo Laredo y Reynosa en Tamaulipas y Monterrey en Nuevo León.
Aunque desde entonces ya se perfilaba para pasar de ser un brazo armado a un cártel por derecho propio, fue hasta 2012 cuando el liderazgo y entusiasmo de los hermanos Treviño Morales influyó en la división del grupo delictivo.
"Los Zetas presuntamente se dividieron en dos facciones, una encabezada por el Z-40 y la otra por Heriberto Lazcano, alias Z-3. Los capos se acusaron mutuamente de traición y se vieron envueltos en una violenta lucha por el poder", se lee en un recuento de la historia del cártel de la última letra difundido por InSight Crime.
En octubre de ese mismo año, fuerzas de seguridad mexicanas informaron que durante un operativo fue abatido el Z-3, hecho que dejó libre el liderazgo de Los Zetas para Miguel Ángel Treviño Morales.
Con dichos precedentes, autoridades estadunidenses señalaron al Z-40 como jefe de una organización semi independiente que controlaba a más de 200 agentes. Entre las actividades delictivas que el jefe criminal controlaba destacaron el cobro de aranceles y, por supuesto, el tráfico de drogas a Estados Unidos.
El Departamento de Estado llegó a ofrecer una recompensa de cinco millones de dólares por información que condujera al arresto y condena de Miguel Ángel Treviño Morales, no obstante y tras su arresto en México en 2013, autoridades estadunidenses han solicitado su extradición.
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Dicho proceso ha sido frenado en múltiples ocasiones por jueces federales que conceden amparos promovidos por la defensa legal del Z-40 quien, adicionalmente, ha sido trasladado a distintos penales federales desde donde supuestamente continúa operando y coordinando actividades delictivas en México.
Si bien es cierto que en su ardua batalla legal sus defensores legales han logrado desestimar cargos relacionados a la delincuencia organizada, las acusaciones que sostienen las fiscalías de México y Estados Unidos contradicen las afirmaciones que Miguel Ángel Treviño Morales plasmó en su misiva enviada a MILENIO, las cuales intentan borrar parte de su turbulenta carrera delictiva que dejó miles de víctimas que continúan sin poder acceder a la justicia en México.
ATJ