2 de febrero de 1962: un bautizo de fuego

Crónica

El 2 de febrero de 1962, organizaciones como la Unión Neoleonesa de Padres de Familia y el Comité Regional Anticomunista encabezaron una marcha contra las políticas educativas del gobierno de Adolfo López Mateos

En el semanario Tiempo se dio cuenta de los “organizadores” de la marcha. ESPECIAL
Héctor Benavides
Monterrey /


Martín Luis Guzmán, director del semanario Tiempo, en su crónica el 12 de febrero de 1962, dio cuenta de la marcha contra el Texto Único, impuesto por el gobierno de Adolfo López Mateos y que encontraba oposición en Monterrey de la Unión Neoleonesa de Padres de Familia y la CRAC, el Comité Regional Anticomunista.

Don Ramón Pedroza Langarica, director de RINSA, Radio Información Nacional, agencia de noticias que daba servicio a la XENL, Radio Recuerdo, y XEMR, de don Clemente Serna Martínez, me habían asignado la tarea de grabar entrevistas con los dirigentes de la marcha y los manifestantes.

Y así lo hice, acompañándolos en su recorrido desde la Alameda hasta el palacio de gobierno.

La prensa local y nacional señalaban como principales instigadores de la marcha a don Eugenio Garza Sada, presidente del consejo de Administración de Cervecería Cuauhtémoc; Virgilio Garza, consejero del Grupo Industrial de Monterrey; Camilo Garza Sada, director general de Hojalata y Lámina; José P. Saldaña, gerente del Centro Patronal de Nuevo León, y Elliot Camarena, presidente de la Unión Neoleonesa de Padres de Familia.

Los contingentes cercaron materialmente los dos palacios de gobierno, estatal y federal, y desde la Plaza de la República exigieron que saliera al balcón cercano a la calle Zaragoza, el gobernador Eduardo Livas Villarreal, quien había tomado posesión tres meses atrás.

Recuerdo que antes de que hablara el gobernador, la señora Dolores García Téllez de Landa habló a nombre de las madres de familia y dejó para la historia palabras más palabras menos que “…el estado tenía la función de fundar maternidades, no de establecer incubadoras para niños (as) e invoco el derecho primario y natural de los padres de familia para educar a sus descendientes”. Reclamó ese derecho como responsabilidad que no debe dejarse a cargo del estado. Y remató advirtiendo: “…señor gobernador, el gobierno actúa sin consultar al pueblo... Si se emplea el nuevo Texto Único, nuestros hijos no ‘irán a la escuela’, México sí, comunismo no”.

El gobernador Eduardo Livas Villarreal fue interrumpido varias veces en su discurso de respuesta a los reclamos. Fue enfático al decir “…en ningún momento, ni en ningún acto de mi gobierno toleraría que fueran a conculcarse los derechos de los padres de Nuevo León respecto de sus hijos”.

Se me quedó grabada la imagen del gobernador saliente Raúl Rangel Frías, calmando a la concurrencia y pidiendo cordura y respeto para el gobernador, a quien se le interrumpió con rechiflas e insultos durante su discurso de ese viernes 2 de febrero de 1962, minutos después de la una de la tarde.

Una jornada cívica histórica en la vida de Nuevo León y mi bautizo como reportero de radio.

Alrededor de 20 mil personas llenaban la Plaza de la República, ubicada entre los dos palacios, y en las calles adyacentes, según la prensa nacional había 80 mil más. En la prensa local se calculó 200 mil personas que llegaron a desfilar y para algunos de los organizadores pudieron haber sido 300 mil personas entre quienes marcharon y las que vieron el desfile.

La verdad no ha vuelto a darse una manifestación tan numerosa, como la de ese 2 de febrero.

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