En 2024 se experimentó el recorte más severo dirigido a salud, acusa México Evalúa

Se trata del mayor recorte al presupuesto de salud registrado en los últimos 20 años.

Sector salud / Especial
Blanca Valadez
Ciudad de México /

En 2024, la Secretaría de Salud sufrió un recorte presupuestal de 51.1 por ciento, que equivale a 102. 5 mil millones de pesos respecto al gastos aprobados el año pasado y, aunque la Secretaría de Hacienda argumentó que el ajuste se debió a la transición hacia el IMSS-Bienestar, el gasto adicional asignado a este nuevo modelo “compensa ni de cerca la caída del Insabi”, de acuerdo con el análisis de México Evalúa.

El centro de análisis y de monitoreo de la operación gubernamental aseguró que se trata del “mayor recorte registrado en los últimos 20 años”, de acuerdo con el documento dado a conocer en el Día Mundial de la Salud.

“En 2023 se prometió el gasto en salud más elevado de la historia, pero a cambio el país obtuvo recortes producto de la austeridad selectiva. Tan así, que tiraron estos recursos al tercer peor nivel del sexenio. En nuestro análisis del Paquete Económico 2023 habíamos advertido que los incrementos aprobados se concentraban principalmente en los sistemas de salud para personas con seguridad social formal. Por ello, la promesa de incremento no lucía del todo atractiva. Pues bien, al cierre del año la realidad fue mucho peor, los recortes se concentraron en los sistemas que atienden a las personas más vulnerables del país.

“El gasto funcional en salud en 2023 ascendió a 808 mil millones de pesos (mmdp), un recorte de 3.4 por ciento (28 mmdp) frente al ejercido en 2022, aunque superior en 11.1% (80 mmdp) frente a 2018. Con este resultado se rompió la tendencia de incrementos anuales de los últimos tres años: en 2020 se registró un aumento de 8.9%; en 2021, de 2.8%, y en 2022, de 3.2%”.

La razón del retroceso radica en que los distintos sistemas del Sector Público federal dejaron de gastar, en su conjunto, 6.9% o 60 mmdp de los 868.1 mmdp aprobados para el año.

Se trata del mayor recorte al gasto en salud registrado en los últimos 20 años, tanto en porcentaje como en magnitud total. El segundo recorte de mayor importancia en las últimas dos décadas fue en 2014, cuando se dejaron de gastar 2.9% (21.2 mmdp). Para ponerlo en perspectiva: el ‘tijeretazo’ presupuestal de 2023 fue más del doble del máximo registrado anteriormente.

“En lo que va del sexenio sólo en 2019 y 2023 se incumplió el gasto general en salud aprobado. Sin embargo, como lo explicamos en nuestro análisis anual del gasto en salud de 2022, en 2020, 2021 y 2022 también se subejerció el gasto en la materia, pero los recortes fueron disimulados mediante transferencias a fideicomisos”.

En 2023, la Secretaría de Salud ejerció 98 mmdp en recursos clasificados en la función salud, 46.9% (86.8 mmdp) menos que en 2022 o 34.5% (51.6 mmdp) menos que en 2018. La razón es que se dejaron de erogar 51.1% (102.5 mmdp) de los recursos anuales aprobados para el año. Según el Informe de Finanzas Públicas de la Secretaría de Hacienda, este recorte se debió a la “resectorización” de recursos del Insabi hacia el IMSS-Bienestar. No obstante, el nuevo órgano descentralizado gastó sólo 48.1 mmdp, lo que es menos de la mitad del subejercicio de la SSA.

En segundo lugar, el ISSSTE tuvo una ligera caída de 3.7% (3 mmdp), al ejercer 80 mmdp de recursos enfocados a la salud. Esta reducción ya estaba presupuestada, pues la institución encargada de dar atención médica a los trabajadores del Estado cumplió con el gasto aprobado para el año.

Se destaca también una caída en el Ramo 19 –Aportaciones para la Seguridad Social–, el cual ejerció 29 mmdp, 5.4% (1.6 mmdp) menos que en 2022 o 51.8% (31 mmdp) menos respecto del programa. Este recorte se debió a que dejó de gastar por completo recursos que tenía por concepto de inversiones financieras, como explicaremos en breve. Asimismo, la Sedena gastó 8 mmdp, 12.8% (1.1 mmdp) menos que en 2022, pero cumplió con su calendario aprobado.

Entre los ramos ganadores, el IMSS ejerció 418 mmdp, 3.4% (13.8 mmdp) más que en 2022, y alcanzó un nuevo máximo histórico, lo cual es positivo para la población asegurada. Asimismo, frente al programa anual tuvo un superávit de 5.6% (22.2 mmdp). Finalmente, se destacan transferencias por 123 mmdp al Fondo de Aportaciones para los Servicios de Salud (FASSA), 1.8% (2 mmdp) más que en 2022 o 2.9% (3.4 mmdp) más que en 2018. Aunque este fondo presenta un desempeño positivo en el sexenio, hay que notar que difícilmente igualará el aumento de 9.9% en el sexenio de Enrique Peña Nieto o 26.3% de Felipe Calderón.

“Como porcentaje del PIB, el gasto en salud de 2023 representó sólo 2.5%, un nivel similar al de 2010 y muy por debajo del 6% que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Asimismo, como porcentaje del gasto total, el de salud abarcó el 9.9%, el segundo nivel más bajo del sexenio junto al de 2019, y similar a lo logrado en 2007 (9.2%). Estos dos indicadores demuestran que el gasto en salud en el actual gobierno ha perdido importancia”.

En 2023 el gasto conjunto en salud para personas sin seguridad social ascendió a 289 mmdp, 11.4% (37 mmdp) menos que en 2022 o 2% (4 mmdp) mayor que el de 2018, pero 3.3% (10 mmdp) menos al promedio del sexenio pasado. Para decirlo claro: el gasto en salud para la población no asegurada no ha mejorado en décadas.

“El retroceso en estos sistemas significa una caída histórica, pues en los últimos 20 años la única ocasión en que se observó una reducción anual sustancial en esta clasificación fue de 2017 a 2018, por 6.3% o 19 mmdp. Como explicamos anteriormente, la reducción de 2022 a 2023 se debió al desplome del gasto de la SSA por 86.8 mmdp, el cual no fue compensado por el ejercicio adicional del organismo IMSS-Bienestar (más48 mmdp) y las transferencias al FASSA”

Una forma más dramática de verlo, de acuerdo con el análisis, es que en 2023 se aprobaron 342 mmdp para los sistemas que atienden a las personas no aseguradas, el mayor presupuesto de la historia, pero se dejaron de gastar el 15% (53 mmdp), el mayor recorte en 20 años.

Los recortes nos alertan de tres problemas: El gobierno está dispuesto a empeñar el gasto en salud con tal de equilibrar los balances presupuestarios; la gobernanza del gasto en salud dependiente del Poder Ejecutivo es muy débil, y no existen contrapesos institucionales en el Congreso ante recortes, y la transición del Insabi hacia el IMSS-Bienestar no garantiza una mejora en el monto y ejercicio de los recursos en salud.

“El incremento en el gasto en salud para las personas con seguridad social y la reducción para las no aseguradas no hicieron más que exacerbar la desigualdad entre sistemas: en 2023 los recursos para las primeras fueron 79% superiores, la mayor brecha desde 2006. Esto no es sólo un dato: es el camino por el que se estrecha el acceso a la salud en sectores de por sí marginados, orillados a asumir mayores gastos de bolsillo en atención médica, lo que acentúa su pobreza. En suma, es un retroceso para la justicia e igualdad social”, subrayó México Evalúa.

El gasto del bolsillo para medicamentos se disparó en 47 por ciento entre las familias; y la inversión en investigación y desarrollo se quedó estancada en 200 millones de dólares cuando debió llegar a 4 mil millones de dólares, agregó Larry Rubin, director Ejecutivo de la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF).

El director ejecutivo de la AMIIF refirió que la inversión en investigación y desarrollo, básicamente en ensayos clínicos sobre tratamientos innovadores, se quedó “lamentablemente, por todo el tema regulatorio, en 200 millones de dólares”, pero si se resolvieran “esas piedritas en el camino” se elevaría a 4 mil millones de dólares.

Por esa razón, añadió, las terapias innovadoras han llegado a la población cuatro, cinco o varios años después con respecto a otros países, como Argentina, y lo paradójico es que cuando se otorgan, por fin, esas moléculas de nuevo se quedan rezagadas por otras innovaciones dirigidas a combatir enfermedades como son cáncer.

“Ya no son las de última generación, por todas las trabas regulatorias” de la Cofepris. “Para nosotros es importante que esto ya no pase” y que el mensaje llegue a la próxima presidenta de México a efecto de que México cuente con la mejor medicina innovadora.

En sus propuestas efectuadas a los candidatos a la presidencia de la República, la AMIIF dejó en claro que a los coordinadores y asesores de las diferentes campañas se les ha hecho énfasis en hacer más eficiente a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris)

“Cofepris recauda, aproximadamente, 2 mil 800 millones de pesos y lamentablemente cuando los regresa a la federación su partida presupuestal es de una tercera parte, o menos, de este monto”, dijo en conferencia de prensa tras resaltar que también debe de digitalizarse y copiar los ejemplos de otras agencias regulatorias para efectuar procesos más eficaces y aprobaciones expeditas.

También propusieron proyectos de eficiencia económica basada en modelos como Medicina basada en valor; posible coordinación con los servicios privados; esquemas de aseguramiento en los diversos niveles de atención.


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