Luego de 25 años de haber sido condenado a muerte por el asesinato de su esposa Leticia y sus hijos Abigail, de 7 años, y Jonathan, de 3 años, en 1992, Roberto Ramos Moreno recibirá hoy la inyección letal a las 18:00 horas en la cámara de la muerte de la Unidad Carcelaria Walls, en la comunidad de Huntsville, Texas, al noroeste de Houston.
La ejecución del mexicano ha sido aplazada en al menos siete ocasiones, luego de que la Corte Internacional de Justicia ordenó en 2004 la revisión de 51 casos de mexicanos condenados a la pena capital, entre ellos Ramos Moreno, conocido como el Fallo Avena.
Cuatro años después, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) argumentó supuestas irregularidades en el proceso penal del mexicano en el que aseguró se violó su derecho a solicitar asistencia consular tras su detención, un elemento previsto en la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares.
El crimen
Un jurado de una corte del condado de Hidalgo, en el sur de Texas, lo declaró culpable de asesinar a golpes de martillo a su esposa y dos hijos el 7 de febrero de 1992 en la comunidad fronteriza de Progreso.
Ramos Moreno fue detenido semanas después del crimen para interrogarlo, ya que los parientes de su esposa los reportaron como desaparecidos.
Un mes después, los cuerpos de los tres fueron encontrados enterrados bajo el baño de la casa donde vivían.
A los tres días del asesinato de su familia, Roberto se casó con otra mujer; mientras que a sus familiares les informó que su esposa e hijos habían fallecido en un accidente de tránsito.
Posteriormente declaró que había encontrado a su familia asesinada al regresar a casa un día que salió a buscar trabajo y luego confesó que había volado a Arkansas tras el asesinato para deshacerse del arma homicida, que nunca se encontró.
Ramos se casó con otra mujer tres días después de matar a su familia y la llevó a vivir a la casa del crimen.
Desde que fue recluido ha sido salvado en siete ocasiones.
OVM