El consejero presidente Lorenzo Córdova sostuvo que las autoridades electorales tienen el reto y el deber, de actuar con responsabilidad e inteligencia ante los ataques desde el gobierno, pues si caen en la confrontación, pierden la independencia y la imparcialidad.
En su participación virtual en el XIX Congreso Europeo de Organismos de Gestión Electoral “Inteligencia artificial e integridad electoral”, organizado por la Comisión de Venecia y que se celebra en Estrasburgo, el presidente del INE destacó la responsabilidad pública que tienen las y los funcionarios electorales ante los ataques de los gobiernos en varios países hacia las autoridades del sector electoral.
“El problema aquí es que la polarización no sólo se da en la sociedad, sino que este fenómeno está siendo impulsado desde el gobierno, y las autoridades electorales debemos tener mucho cuidado de no convertirnos en contraparte del gobierno.
“Debemos ser lo suficientemente inteligentes para no permitir que una noticia falsa o la desinformación se difundan y generen desconfianza. Debemos explicar y aclarar, pero sin convertirnos en una contraparte del gobierno o de un partido político. Porque si hacemos eso, si usamos como mecanismo de defensa la confrontación, perderíamos dos características que debemos mantener: la independencia y la imparcialidad como autoridades electorales”.
Córdova agregó que ante la difusión de información mal intencionada o desinformación, las autoridades electorales deben combatirla con información precisa y no con “actores que incrementen la polarización que existe en la sociedad, además de tener mucho cuidado en la forma en que se responde, como instituciones a los ataques que se generan desde los circuitos gobernantes”.
Respecto al uso de tecnologías de inteligencia artificial tiene riesgos que no se deben conocer, más allá de que pueda ofrecer oportunidades de mejora significativas.
“Estos riesgos pueden estar relacionados con su diseño, su uso y la transparencia: la tecnología basada en inteligencia artificial es tan neutral, imparcial o precisa como quienes la diseñan; el segundo riesgo se refiere al mal uso de esta tecnología y un ejemplo de ello es el ‘sesgo de automatización’.
“Es decir, cuando se da demasiada importancia a los resultados de un sistema, sin cuestionarlos ni tomarse el tiempo necesario para interpretar adecuadamente la información incompleta, sesgada o engañosa y, el tercer riesgo es la opacidad o falta de transparencia, en muchos casos asociada a la complejidad de los sistemas y sus algoritmos”.
Lo que dijo, sería una alerta y riesgo grave para los procesos electorales, por lo que cualquiera de estas tecnologías implementadas en democracia, deben garantizar que dan mayor certidumbre a la organización de las elecciones, y al funcionamiento general del INE y que amplían o mejoran las oportunidades de la ciudadanía para el ejercicio de sus derechos políticos, el derecho al voto y no que los restrinjan.