Aplausos y llanto rompieron el temible pero necesario sonido de la alerta sísmica afuera del Colegio Enrique Rébsamen, donde hace un año murieron 19 niños y siete adultos.
Así fue como familiares, amigos, niños sobrevivientes del sismo y vecinos recordaron a las víctimas.
Con el puño levantado, niños que estudiaron en esa escuela, sus padres y vecinos guardaron un minuto de silencio.
Los puños levantados estaban en dirección hacia un tapial, donde los padres de las víctimas colocaron una ofrenda con figuras de angelitos de unicel, veladoras y donde empezaba la cadena de coronas de flores con los nombres de los fallecidos.
Madres de familia abrazaron a sus hijos.
jbh