Del mar al desierto: así es el adiestramiento de las Fuerzas Especiales del Ejército

Elementos élite de la Sedena son adiestrados para todo terreno y cualquier condición.

Son capacitados en varios terrenos. (Especial)
José Antonio Belmont
Ciudad de México /

“Las Fuerzas Especiales, del Ejército lo mejor”, reza el himno de este cuerpo de élite de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), adiestrado para todo terreno y cualquier condición: igual pueden llegar a soportar hasta cuatro horas bajo el agua que escalar las montañas más altas o aguantar climas extremos de calor o frío en selvas y desiertos.

Las Fuerzas Especiales del Ejército y Fuerza Aérea son utilizados en operaciones especiales, así como para el Plan de auxilio a la población civil en desastres naturales denominado DN-III-E.

Estos 3 mil 500 militares se distinguen principalmente por el entrenamiento permanente y especializado que reciben para estar preparados para la misión que se requiera.

“El adiestramiento que desarrollamos nos permite adquirir diversas habilidades y destrezas. Lo que nos diferencia es la capacidad física, la fortaleza, la tolerancia al cansancio”, destacó Abel Muñoz Sánchez, Teniente Coronel de Infantería.

Otra característica de las Fuerzas Especiales del Ejército y Fuerza Aérea es el armamento y equipo táctico con que cuentan para cualquier operación.

Todo soldado en el Ejército porta un arma corta -por lo regular se trata de una Jericho 9 milímetros-, así como una larga: un fusil de asalto FX-05 Xiuhcóatl, de fabricación nacional; sin embargo, los militares de las unidades de Fuerzas Especiales portan una versión carabina de esa arma larga, con un cañón más corto que les permite mayor movilidad en su operación.

Algunos elementos de estos cuerpos de élite de la Sedena también cuentan con una ametralladora Minimi calibre 7.62 de fabricación belga que, cargada, llega a pesar hasta 11 kilos y es por ello que su cadencia es de hasta 800 disparos por minuto; arma considerada colectiva para un grupo de soldados.

Otros soldados de las unidades de Fuerzas Especiales también cuentan con el fusil M16, calibre 5.56, que dispara hasta 700 balas por minuto, o la M4 u otras más que por ya sea por las miras holográficas o las lámparas las hacen particulares.

El equipo táctico también caracteriza a este cuerpo de élite del Ejército: todos sus militares portan botiquín de primeros auxilios que se vuelve fundamental, al haber sido adiestrados en el protocolo March que igual prepara para controlar hemorragias masivas que para descompresión, ventilación y oxigenación si es necesario.

También destaca en su uniforme las luces sialum que no es otra cosa que barras neón que utilizan en determinadas operaciones para comunicarse entre militares y saber, dependiendo el color, si ya fue capturado un objetivo y ya se retiran de la misión o simplemente para complicar la visión en una agresión.

Para capacitar a sus elementos en cualquier situación, el cuerpo de Fuerzas Especiales tiene cinco subcentros de adiestramiento: para selva y buceo utilizan las condiciones naturales que ofrece Quintana Roo; para desierto el lugar idóneo es Laguna Salada en Baja California; mientras que para la montaña aprovechan la sierra de Durango.

En el adiestramiento acuático, por ejemplo, al concluir el curso los militares suman hasta 50 kilómetros de nado; o en la selva son entrenados para poderse camuflar con el ambiente; mientras que en montaña y desierto alcanzan niveles de supervivencia por las altas y bajas temperaturas que se presentan.

“En cada uno de estos subcentros desarrollan habilidades y destrezas, así como capacidad física porque se requiere de tolerancia a la fatiga para cumplir las misiones en cualquier ámbito geográfico”, aseveró el Teniente Coronel de Infantería, Abel Muñoz Sánchez, quien también es el subdirector del Centro de Adiestramiento de Fuerzas Especiales.

Y es justamente en estas instalaciones ubicadas en el municipio de Temamatla, Estado de México, donde utilizan la tecnología, con una sala virtual, para preparar a sus elementos para el tiro en campo.

Pero en estas instalaciones de unas 40 hectáreas de extensión también destaca el área conocida como La Joya, la cual simula una zona urbana en la que preparan a los soldados para combate e intervención en ese tipo de territorio.

“Aquí vemos avances, despejes de un poblado con diferente situaciones que se presentan para poder responder a cualquier situación”, explicó Carlos Hernández Cabrera, Capitán Segundo de Infantería.
“El adiestramiento es gradual, iniciamos con prácticas de tiro, con elementos individuales y lo vamos conjugando con ejercicios ya en equipos”, abundó el también coordinador del curso de Equipos Tácticos de Reacción.

Pero para poder estar en La Joya, los militares de las Fuerzas Especiales ya debieron de haber pasado cursis básicos de tiro de precisión, de reacción, en movimientos, o empleo vehículos, entre otros, y es que este adiestramiento es lo más apegado a una situación que podría ocurrir realidad disparando balas de verdad y no de gotcha o de salva como en otras recreaciones.

Aunque el curso ocupa prácticamente todo el día de lunes a viernes, no todo es práctica, pues por la noche, los soldados reciben diversas clases teóricas.

Para el Capitán Segundo de Infantería, “cualquier que tiene ganas y el deseo de adiestrarse puede lograrlo”. 

ledz

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