Atención emocional, reto de maestros ante regreso a clases presenciales

Los docentes enfrentarán una sobredemanda de atención emocional por parte de sus estudiantes como consecuencia de la pandemia, pero en el país sólo hay 4 mil 600 USAER encargadas de la atención psicológica y la orientación especializada.

Los saldos de la pandemia son fuertes entre jóvenes, pues cargan con procesos de duelo. | Tania Contreras
Alma Paola Wong
Ciudad de México /

Este lunes miles, quizá millones, de estudiantes de educación básica regresan a las aulas y muchos cargarán problemas psicoemocionales derivados de los efectos de pandemia de covid-19, que los docentes deberán afrontar como primera barrera para avanzar en la recuperación de aprendizajes.

No obstante, los recursos humanos y materiales son pocos. Las Unidades de Apoyo a la Educación Regular (USAER) son las instancias encargadas de brindar apoyo a las escuelas y docentes para atender no solo casos de educación especial, sino problemas psicológicos y de contención emocional.

Pero en el país sólo existen 4 mil 600 USAER, en su mayoría en las zonas urbanas, para atender a las más de 200 mil escuelas de educación básica en el país.

De éstas, el 45 por ciento, unas 2 mil 70, cuentan con la estructura completa para atender de manera integral a las escuelas: director, maestro de educación especial, psicólogo, maestra de comunicación y trabajadora social; de acuerdo con un análisis de la organización Mexicanos Primero.

Si bien los docentes siempre han atendido en aulas las problemáticas de comportamiento y reciben capacitación para procurar conductas y ambientes saludables, los saldos de la pandemia son fuertes entre los niños y jóvenes, pues cargan con procesos de duelo por la pérdida de algún familiar, violencia intrafamiliar, estrés y ansiedades, anticipó Laura María Ramírez Mejía, directora de activación de agentes de Mexicanos Primero.

En una encuesta realizada recientemente por esta organización entre 2 mil hogares del sur del país, se encontró que el 92 por ciento de las familias reportó haber perdido algún familiar como consecuencia de la pandemia, lo que impactó en la salud emocional de los estudiantes.

En tanto, el 33 por ciento de los estudiantes que dijeron sentirse deprimidos está cursando el segundo de primaria, de éstos, el 23 por ciento son niñas.

“Están empezando su trayectoria académica, empezaron la primaria cuando empezó la pandemia y ahora en su segundo año de primaria se sienten deprimidos. El impacto que tiene a futuro, vamos a tener que intervenir para que esta generación de niños y jóvenes darles contención. Y en el presente, los niños tienen que volver a su rutina, tareas, aprendizaje”, explicó Ramírez Mejía.

El estudio “Equidad y regreso” también encontró que 25 por ciento de los padres de familia identificaron que sus hijos tienen dificultad para concentrarse; el 92 por ciento de los niños  y jóvenes reportó sentirse preocupado de que suceda algo malo en la familia; el 65 por ciento reportó tener miedo; el 31 por ciento manifestó no sentirse seguro; 16 por ciento contestó que “nadie los quiere”; y el 2.4 por ciento respondió “me odio”.

La especialista en educación expuso que el rezago en las USAER proviene desde antes de la pandemia, no obstante, pese a la emergencia sanitaria, la autoridad educativa federal no las fortaleció con más personal o recursos.

Lo ideal, expuso la directora, es que existiera una USAER por cada supervisión escolar y en el país hay 15 mil supervisiones.

“Hacen falta más de 10 mil unidades para atender de manera adecuada a las escuelas del país y a sus docentes y alumnos, así como sus necesidades emocionales y de educación especial”, dijo.

“Es mucha incertidumbre, no sabemos cómo van a llegar los alumnos”

En los 11 años que la maestra en educación especial Claudia Segura  tiene como integrante de la Unidad de Educación Especial y Educación Inclusiva (UDEEI) número 50, ubicada en San Lorenzo Tezonco, alcaldía Iztapalapa, jamás había atendido, en poco más de un año, a 40 estudiantes que tuvieron problemas de conducta y actitudes depresivas por la pérdida de un familiar a consecuencia del covid-19.

La UDEEI, como se le denomina a la USAER en la Ciudad de México, ha sido una herramienta fundamental para brindar apoyo a los docentes y las familias de los estudiantes en esta época de pandemia. Pero su unidad está incompleta, carece de psicólogos, maestros del lenguaje y director; sólo es ella con seis maestras más en educación especial que atienden a siete escuelas de la zona, con importante nivel de marginación.

Pese al confinamiento escolar, la profesora nunca dejó de dar apoyo emocional. Ante la creciente demanda de atención, las guías de orientación que le brindó la Secretaría de Educación Pública (SEP) no fueron suficientes y recurrió a cursos de tanatología y otras capacitaciones que cubrió con su propio dinero.

“Hablan de cursos en línea, pero cuando uno se tiene que enfrentar a casos graves faltan las herramientas para brindar una adecuada atención, es por eso que siempre buscamos cursos, cada quien busca sus libros, en internet, lo que encuentra”, lamentó.

Sólo así pudo ayudar a Diana, una niña de sexto año de primaria, cuyo padre falleció por covid-19, tras lo cual se retrajo.

La mamá debió seguir saliendo a trabajar, la hermana mayor se dedicó también a trabajar y estudiar, por lo que Diana comenzó a quedarse sola, dejó de entrar a sus clases y hacer tareas. Cuando la maestra llamó la atención a su madre, ésta advirtió que la niña ya presentaba conductas suicidas, pues la niña presentaba laceraciones en sus brazos.

“Se hizo la canalización con un especialista y poco a poco hemos visto mejoría, también para la mamá, ahora la niña habla más del tema y sus emociones”, relató.

Héctor Manilla, director de la USAER 89 en Tepanco de López, en Puebla, vive la misma situación. Sin psicólogos, maestros de comunicación ni trabajadora social, debe atender a seis primarias y dos telesecundarias, en las cuales los estudiantes han tenido que enfrentar pérdidas de familiares, divorcios y maltratos.

“Es mucha incertidumbre, no sabemos a qué realidad nos vamos a enfrentar, cómo van a llegar los alumnos. Tratamos de prepararnos, pero el reto es grande. Las USAER sobrevivimos de la caridad y la buena voluntad de la gente. Si ustedes preguntan a maestros, seguramente le dirán que somos los maestros que trabaja en la bodeguita, debajo de las escaleras, porque en algunas escuelas no tenemos ni una oficina para planear, atender”, contó.

El profesor atiende escuelas en una zona donde la mayoría de los padres de familia se dedican al campo y no cuentan con recursos para aportar a los planteles, por lo que los docentes deben poner de su bolsillo para adquirir libros y capacitación adicional.

Lizeth Vidal, es la única psicóloga para atender diez escuelas en Santiago Miahuatlán, Puebla. Integrante de la USAER 70, la profesional también ha tenido que atender decenas de casos de estudiantes en duelo, así como manifestaciones de ideas suicidas, a quienes les ha procurado la adecuada canalización.

“En este regreso, lo primero será atender la parte emocional para dar paso a la recuperación de aprendizajes, porque para poder aprender, es necesario estar bien mentalmente, estar bien con mis emociones”, afirmó.

JLMR

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