En Tamaulipas inició el movimiento pro legalización de vehículos americanos que culminó con el primer decreto de nacionalización de vehículos “chocolates” en todo el país.
Era 1991, la amenaza corría como reguero de pólvora, la Secretaría de Hacienda va por los autos “chocolate”, se van a recoger los vehículos ilegales y se va multar a sus propietarios.
Anibal Martínez, uno de los protagonistas de aquella época, narra cómo se dieron los acontecimientos que prendieron no solo en Tamaulipas sino en todo el país, actos que empezaron en octubre de ese año.
“El gobierno de Carlos Salinas de Gortari era endemoniado. Lo que él decía eso se hacía. Muchos compañeros tenían su vehículo americano y había un diputado que le apodaban “El Kaliman” que era de la CTM en Tampico, se le planteó el asunto y dijo: ‘¡sí, cómo no, los apoyo, tráiganme los títulos y ya bien tranquilos todos’.
Sin embargo, dos semanas después dijo: ‘aquí están los papeles no se pudo’ y empezó el miedo a perder los vehículos modestos americanos” rindiéndose ante al presión presidencial.
“¿Qué hacemos? estaban platicando los compañeros en la banca de planta baja de Palacio de Gobierno en Ciudad Victoria, en ese tiempo, yo era el presidente de la Asociación de Reporteros de Ciudad Victoria y les dije: no queda otra más que defendernos y se me quedan viendo y que les digo, ¡sí, vamos a organizarnos y pedir que haya un programa para que se legalicen los vehículos!”.
En cuestión de minutos prendió la idea sobre Qué hacer. Era un viernes y les dije "empezamos mañana sábado". Se planeó empezar en el estadio frente al asta bandera, donde el gremio periodístico iba a pedir al gobierno que nos ayude a legalizar los vehículos.
Usemos los medios
El plan era simple de inicio. Cada quien en su medio saque una nota, que mañana estaremos ahí para recabar firmas y pedir al gobierno que el apoyo.
El periodismo, recordó, era muy lento, no como hoy, pero salió en todos los periódicos, radio y televisión y llegaron a las 8 de la mañana como lo habían acordado.
“Y que nos llevamos la sorpresa, ya había gente esperándonos, propietarios de vehículos y no teníamos hojas, ni plumas, ni mesa, porque no esperábamos una respuesta de esa magnitud y nosotros lo íbamos a hacer como reporteros, pero empezó a llegar mucha gente”.
Tan solo en tres horas, de las 8 de la mañana a las 11, recabaron más 4 mil firmas.
“Fue un movimiento que explotó, también llegó el diputado Bruno Álvarez quien les llevó y prestó un equipo de sonido... ahí la gente empezó a participar y ahí nació el Comité Estatal pro nacionalización Vehicular”.
Así empezaron Javier Rosales, Fernando Acuña, Héctor Sandoval, Salvador Leal, Mario Chávez y Mao Flamarique, entre otros más la lucha.
Rotundo rechazo al decomiso
A partir de ahí comenzaron a trabajar y fueron escalando y escalando, una nota de ese día decía: “Rotundo rechazo al decomiso” y la ciudad se prendió y el movimiento repercutió en todo el estado.
Se comenzaron a sumar desde líderes de colonias, de sindicatos y se creó un grupo grande y fuerte, empezaron a hacer plantones, marchas y a exigir frente a Palacio Federal, porque ahí estaba la Secretaría de Hacienda que detuvieran el decomiso y la respuesta era no.
“Y empezamos a crecer, me invitaban a Hidalgo, Padilla, el cuarto distrito entre otros más. El movimiento empezó a extenderse y empiezan a surgir movimientos similares en otros estados. Todos íbamos en el mismo tenor”.
En Ciudad Victoria lograron reunir una tarde 5 mil personas pero todo ordenado.
La participación social
Fue un movimiento donde todo mundo participó; como delegado de Tránsito estaba Oscar Torres Delgado y él les mandaba a decir con los agentes de tránsito, dónde iban a ser los operativos para evitar los decomisos y así lo comunicaban.
“En una ocasión, en un mitin trepado en un carro dije: '¡el presidente del Congreso de Tamaulipas, Jorge Quintero no tiene huevos, por eso no le entra!' Al día siguiente los medios lo destacaron en portada y esto le causó impacto y me mandaron llamar del Congreso. Ahí me preguntó qué quería y le dije: 'que apoye el movimiento, que se pronuncie a favor', y así lo hizo se pronunció a favor. Incluso en una ocasión anunciamos por la radio con Carlos Adrián Aviles que no sacaron sus autos porque había operativo y la ciudad lució vacía”.
Incendien el auto
En la lucha, quemaron un auto frente a Palacio Federal que también apareció en portadas y tuvo presencia en todo el país.
“Para ello, fui a un yonke y compré un carro en 500 pesos, para ello le dije al yonkero: 'quítale todo lo que pueda explotar, lo quiero para quemar', hasta el yonkero se carcajeó y así me lo llevó a la explanada del Palacio”.
Pero como eran un movimiento pacifico, antes de quemarlo, avisó a los bomberos para que mandaran una unidad por precaución, hubo presencia de policía, bomberos y tránsito.
“Ahí, tras el mensaje, quemamos el carro, lo rociamos con gasolina, Salvador Leal, otra persona que de momento no recuerdo el nombre y yo; pues ahí le aviento el cerillo y no prendió. Entonces Salvador Leal encontró un palo y lo amarró con un trapo, le puso gasolina y lo aventó al carro y que se quema, arrancando el griterío y las consignas contra Carlos Salinas y Pedro Aspe Armella”.
Aspe y la visita a Tamaulipas
Para presionar al gobierno, se enteraron que Pedro Aspe, el flamante secretario de Hacienda visitaría la capital de Tamaulipas por lo que le prepararon una gran recepción. Trataron de pararla pero no pudieron.
Una valla de cientos de autos americanos acompañó al secretario de Hacienda desde su arribo al aeropuerto de Victoria hasta el Congreso; recibió el rechazo, cláxones, pancartas, rechiflas y pintas.
El secretario, entonces un presidenciable, recibió la solicitud de nacionalización pero tal como era dijo: “la ley es la ley y se tiene que cumplir y así salió en los periódicos”.
“Luego en una concentración en la plaza dije que vaya y chingue a su madre Pedro Aspe y alguien de gobierno me dijo le mentaste la madre al próximo presidente de la República, y solo sonreí”.
A la gente que se empadronaba o registraba con ellos no les cobraban un solo peso. No les pedían copias de sus papeles porque si los trámites se dan tiene que ser personal para que no se preste a malos entendidos, “si empiezas a agarrar dinero ahí vale madre todo”.
La recompensa
Y tiempo después en enero de 1992 los llamaron de gobierno y dijeron que se iba a dar una noticia. La anunció Jacobo Zabludoski, fue su entrada: “Anuncia el Gobierno Federal decreto de legalización de unidades automotrices americanas".
“Le habíamos ganado al Presidente, si no fuimos los únicos, sí uno de los que lo pudimos vencer y de manera pacífica, sin una cosa negativa más que la mentada de madre que le di a Pedro Aspe y la quema del auto, pero fuera de eso ni violencia y bien organizado todo, con el apoyo total de la ciudadanía y el apoyo de los medios, todos no estuvieron apoyando”.
En el cruce de 16 y 17 Hidalgo se hizo el anuncio, a Anibal le hicieron un corrido que salía en la radio, hubo algunas personas que les pusieron Anibal a sus hijos.
El primer vehículo que se nacionalizó fue una grúa de un yonkero que se llamaba El Mexicano. Lo calcaron y lo entregaron.
“Nos valía el recibo porque queríamos los papeles del vehículo, en Tamaulipas se nacionalizaron 100 mil autos”.
Finalmente, comentó que en riesgo de su vida en alguna ocasión estuvo escondido tres días en la casa de Ramón Díaz Durón, otra que Abelardo Perales le consiguió un amparo y aclaró que él no tenía auto americano.