La Línea, brazo armado del Cártel de Juárez en México, tiene una violenta organización aliada, encargada de ejecuciones y cobro de piso, en Texas y Ciudad Juárez.
Se llama Barrio Azteca. Una pandilla forjada en la violencia de las cárceles del oeste de Texas. En sus casi 36 años de existencia, han ampliado sus actividades a narcotráfico, asesinato, robo, extorsión y hasta lavado de dinero.
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Su sello es el uso de la violencia y el miedo para controlar su territorio. Y es que, como es usual con las pandillas, tiene rivalidades a muerte con otras organizaciones, como Los Sureños y el Sindicato Nuevo México.
Todo comenzó en 1986 dentro de prisiones de Texas, como una forma de unificar a prisioneros nativos de El paso y el área oeste de Texas. Se aliaron con el cártel de Vicente Carrillo Fuentes, en México. Así, obtuvieron heroína a mejores precios para traficarla en Estados Unidos.
Los miembros de Barrio Azteca se identifican entre ellos a través de tatuajes. Generalmente contienen las letras B y A o el número 21, que corresponde a la representación numérica de las siglas de la pandilla. Otros incluyen el código de área de Texas, 915, y por cultura, alguna referencia a la cultura azteca.
Nacieron con una esencia meramente mexicana. Crearon una serie de “reglas sagradas” y como una jerarquía:
El capo mayor, capitanes, tenientes, sargentos y soldados o indios. Entre ellos se llaman “carnal”, y como ocurre en los grupos de motociclistas de Estados Unidos, cuando alguien quiere unirse a la pandilla, comienza como “un prospecto”, un novato de deberá cumplir una serie de tareas que se les encomiendan.
La pandilla acostumbra a poner a prueba la lealtad de sus miembros a través de “jales”, tareas particularmente complicadas, como golpear, asaltar e incluso asesinar a algún familiar, amigo o persona cercana.
Una vez dentro del grupo, se está por siempre. Una violación a las reglas de la pandilla podría significar la muerte.
Y una violación de las reglas va desde desobedecer una “calentada”, es decir, una golpiza contra algún objetivo, hasta una “luz verde” o asesinato.
En las calles recolectan una especie de cobro de piso, llamada cuota o renta. Con este dinero, pagan abogados y necesidades legales de los miembros que son detenidos. E incluso, para mandarles dinero dentro de la prisión a través de Servicio Postal de Estados Unidos.
Incluso han comenzado a invertir el dinero resultante del tráfico de drogas en bienes y propiedades, además de armas y drogas.
La prisión no implica el fin para sus miembros, de hecho, siguen trabajando para la pandilla aún detenidos. Se comunican con cartas en español e inglés, llamadas y visitas en persona.
Hoy, Barrio Azteca trabaja con La Línea para mantener sus rutas de tráfico de heroína hacia Estados Unidos ante la amenaza de otro cártel, el de Sinaloa y su brazo armado Gente Nueva. El máximo líder del Cártel de Juárez, Vicente Carrillo Fuentes “El Viceroy”, purga una condena de 28 años en un penal de Oaxaca, México.
FS