La embajada en La Paz, último reducto de evistas

Relación turbia. Alistan un reclamo diplomático contra México por “romper los protocolos de asilo”.

La casona solo se abre su portón para la llegada y salida de María Teresa Mercado y cuando sale una camioneta por provisiones para los ministros.
IIsrael Navarro
La Paz /

El último reducto de Evo Morales en Bolivia se localiza en la calle Julio Patiño 834, sede de la embajada de México, donde desde hace cinco días viven 30 ex funcionarios y legisladores afines al ex presidente.

Desde entonces, la sede diplomática de nuestro país ha intentado pasar desapercibida: se retiraron las banderas, los emblemas y escudos nacionales, incluso el elemento de seguridad cambió el uniforme tradicional por uno del equipo campeón de la liga de futbol local, el Bolívar.

Desde el lunes pasado, cuando los opositores del ex mandatario exiliado en México pasan por la embajada, no pierden la oportunidad para expresar: “Pinches mexicanos, no protejan al dictador”.

Sandra Aliaga, vecina del lugar, cuenta: “Cuando se supo que Evo saldría de Bolivia para asilarse en México corrió el rumor de que quemarían la embajada. Mi hermana y yo le dijimos al vigilante que nos podíamos ir por atrás, pero gracias a Dios no pasó nada”.

Y aunque solo fue un rumor, tanto Aliaga como el personal diplomático se mantienen en alerta ante cualquier revuelta o decreto presidencial boliviano para recuperar a los evistas.

Embajada de México, con bajo perfil


En la casona de tres niveles, ubicada en una de las zonas más exclusivas de La Paz, la vida es tensa. Los 30 ex funcionarios de Evo Morales “sólo ven noticias en espera del otorgamiento del asilo político por parte de México”, dice un empleado del lugar, quien prefiere guardar el anonimato.

Para distraer a los curiosos del exterior, en la embajada se mantienen las persianas bajas, pocos son los reductos por donde ingresa la luz del sol, tal vez así la casona se pueda confundir con las vecinas embajadas de Rusia, de Ecuador o el Club de la Unión Árabe.

El portón de la casona solo se abre a las nueve de la mañana, cuando llega la embajadora María Teresa Mercado; a las seis de la tarde, cuando la representante de México se retira a su casa, y cuando “sale una camioneta por provisiones para los ministros”, detalla un vigilante.

Analizan viaje de refugiados en embajada a México

​Mientras eso ocurre en la embajada de México, en Palacio de Gobierno, la recién nombrada canciller de Bolivia, Karen Rodríguez, anuncia que se reunirá a la brevedad con la embajadora Mercado para que le entregue la lista de asilados y determinar si los dejarán viajar a México.

Rodríguez presume el respaldo, entre otros, de Mike Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos, y de Juan Guaidó, presidente de Venezuela, al gobierno de Jeanine Áñez.

El gobierno que no la tiene contenta y del que habla más en privado que en público es del de México: “La embajada de México tiene la obligación de pasarnos la lista de los bolivianos asilados y, si tienen la condición, la embajada nos tiene que pedir el salvoconducto para que dejen el país.
“No me he reunido con María Teresa Mercado, es mi interés hacerlo y saber qué está ocurriendo en México y en su embajada”, detalla.

Lo que es claro es que al nuevo gobierno de Bolivia no le gusta el trato de rockstar que México le da a Evo Morales, “a quien  se le permite hacer declaraciones que alteran las calles de La Paz”.

Por eso, Rodríguez alista un reclamo diplomático contra México por “romper los protocolos de asilo político”, lo que seguramente enturbiará más la relación entre ambos países.

​RLO

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