Ante más de dos mil libros que son custodiados por alebrijes dentro de la biblioteca, Fortunata es una mujer oriunda de Tabasco que está por terminar la preparatoria, porque anhela ser abogada penalista por la UANL, para ayudar a aquellas mujeres que son inocentes y que por ser la pareja de un “patán” que cometió irregularidades, pagan condenas de hasta 60 años en el Centro de Reinserción Social Femenil de Escobedo.
Entrevistada dentro del Centro de Reinserción Social Femenil de Escobedo, Fortunata aceptó hablar con la plataforma MILENIO-Multimedios para decir que hay mujeres que quieren ser doctoras, estilistas, educadoras y otras más aún no encuentran su vocación porque fueron afectadas por las condenas que pagan, derivado de una sentencia condenatoria que un juzgador emite.
La mujer de cabello teñido rojo y anteojos negros cuenta que ingresó primero al extinto Penal del Topo Chico en el 2012 por haber cometido un delito grave: secuestro agravado que, por estar a una hora en el lugar donde tenían secuestrada a una persona, fue condenada a 30 años de cárcel.
Sin embargo, por su buena conducta, su interés social de estudiar y apoyar a sus compañeras, logró que un juez redujera la condena cinco años y, ahora, su defensa busca revocar la sentencia de 25 años para conseguir una absolutoria, a fin de que pueda comer mole casero con su madre y sus tres hijos que ama.
“Qué bueno que lo veo, porque tengo un examen de noticia y debo explicar cómo entrevistar. Mire, yo vengo de un delito grave, vengo de una familia muy distorsionada y mucha rebeldía, llegué aquí desde 2012 y pues tengo una sentencia de 25 años; primeramente Dios habrá una modificación y estamos esperando una absolutoria. Me trajo aquí la desobediencia y la rebeldía por cometer el secuestro agravado”, narra mientras observa los movimientos del entrevistador.
Fortunata indica que hay muchas metas que tiene por delante, una de ellas es terminar la preparatoria, la cual concluye en diciembre del 2024. Pues afirma que con ayuda de su madrina, becas, el apoyo del Estado y sus ganas de ser penalista, la orillan a salir adelante dentro de una cárcel que tiene más de 450 mujeres que cometieron distintos delitos.
“Lo que hago es estudiar para superarme. Yo aquí puedo encontrar muchos sueños y metas que quiero para un futuro, y más que nada lo hago por mí, no por irme libre, sino superarme como mujer. Aquí me visita mi mamá, mis hijos, mis hermanos y he conocido gente muy linda también que me ha visitado y me ha apoyado. En estos 11 años nunca me han dejado y me ha ayudado mucho el centro.
“Hay una persona y siempre que tengo la oportunidad de resaltarla lo hago, es una licenciada que se llama Marta y empecé a acercarme con esa lic (sic) y a ver todo lo que ella hacía y el amor que le tenía a su trabajo; entonces ella estudió derecho y de ahí viene de que yo quiero estudiar para abogada”, refirió.
Insistió que desea ser penalista porque sabe lo que es quedarse dentro de un penal con una declaración falsa, la mujer se detiene y ratifica que fue condenada a 30 años de cárcel por haber estado a una hora en un sitio donde estaba secuestrada otra persona.
“Este es mi hogar y ellas son mi familia, todos los días convivo y si necesito algo recurro a las compañeras. Y al final cuento con ellas, porque mi familia está lejos, soy de Tabasco”, apuntó.
La candidata a la Facultad de Derecho y Criminología solicitó más apoyo de las autoridades, a Educación y a las ONG que deseen ayudar, dado que faltan programas en las computadoras para que puedan seguir estudiando, pues hay personas privadas de la libertad que han solicitado otras carreras para defenderse en lo laboral una vez que salgan.
Refiere estigma laboral
En el marco del Día Internacional de la Mujer, Fortunata se dice a favor de la vida y en contra de la estigmatización contra las mujeres que salieron en libertad, y asegura que sufren un calvario para encontrar un buen trabajo, dado que los empleadores presuntamente dudan de sus capacidades por haber estado dentro de un penal.
“Muchas chicas han salido de aquí y no les dan empleo, según es lo que nos cuentan, y les preguntamos ‘¿por qué regresan?’, y es porque afuera les cierran las puertas. Se equivocaron, sí, pero todos nos hemos equivocado”, señaló la interna del penal femenil de Escobedo.