José Leonardo Araujo, venezolano víctima de pederastia clerical por parte de un sacerdote paulino, dijo que haber hecho santo a Juan Pablo II en tan poco tiempo después de su muerte fue "una grosería, una bofetada para nosotros las víctimas de abuso", pues señaló que "él encubrió a muchos sacerdotes pederastas".
El ahora abogado de origen venezolano dijo que los medios de comunicación son los únicos quienes creen en las víctimas cuando éstas deciden hablar, sin embargo, señaló que la iglesia católica no actúa con la velocidad necesaria en los casos de pederastia clerical.
"El haber hecho santo a Juan Pablo II es una grosería, es una bofetada para nosotros, las víctimas de abuso, él permitió que trasladaran a los sacerdotes de un lugar a otro, Juan Pablo II encubrió a muchos sacerdotes pederastas", expuso José Leonardo Araujo, víctima de abuso.
En conferencia de prensa, Araujo detalló que su abusador, el sacerdote de origen mexicano, Juan Huerta Ibarra, huyó de Mérida, Venezuela, donde ocurrieron los abusos, a México y confirmó que el religioso se encuentra en la casa provincial de los padres paulinos ubicada en Iztapalapa.
Adelantó que el caso sigue investigando de manera civil en Venezuela, el fiscal a cargo presentará en los últimos los datos finales para iniciar el juicio en contra del sacerdote Huerta Ibarra.
La víctima detalló que los abusos en su contra comenzaron en 2001 cuando tenía 13 años y su victimario tenía 46, esto mientras, el menor asistía a la comunidad “Reina de los Apóstoles” casa de formación de aspirantes a sacerdotes de la congregación de paulinos en Mérida, Venezuela.
Los abusos continuaron hasta marzo de 2002, cuando dejó de asistir a la casa de formación de aspirantes, sin embargo fue hasta el 22 de marzo de 2019, cuando José Leonardo entregó al cardenal de Venezuela, Baltazar Porras Cardozo, la denuncia por “Actos lascivos Continuados".
Durante 2019, José Leonardo denunció oficialmente a Juan Ibarra ante el superior general de los Paulinos en Roma, Valdir José de Castro, y ante el provincial en México-Cuba, José Faustino Hernández Esteves, así como ante la nunciatura apostólica de Venezuela.
Ante la promesa de “que se investigaría a fondo” el caso, Faustino Hernández trasladó al sacerdote Juan Huerta Ibarra a Chicago, Estados Unidos, con visitas a La Habana, Cuba y después a México.
Para agosto de 2019, Huerta Ibarra se encontraba en México y participaba activamente en las actividades pastorales, esto pese a que la congregación de los paulinos tenía conocimiento de las denuncias eclesial y civil presentadas por José Leonardo.
Ese mismo mes, las autoridades eclesiásticas designaron al sacerdote jesuita Arturo Peraza Célis para investigar los hechos, pero incurrieron en una serie de irregularidades durante la investigación. En enero de 2020, se anunció que el caso se archivaría hasta que la víctima presentara testigos y evidencias “más precisas”.
En diciembre de 2019, José Leonardo envió correos a la Conferencia del Episcopado Mexicano y al nuncio apostólico Franco Coppola para solicitar su colaboración en la investigación, ya que eHuerta Ibarra se encontraba en México.
En junio de 2020, la nunciatura mexicana le informó a José Leonardo que su caso sería turnado a la Arquidiócesis de México por ser ésta el Tribunal Eclesiástico Metropolitano.
La Arquidiócesis de México, por su parte, informó que el 20 de noviembre de 2020 se reunieron con el vicario judicial de los superiores provinciales de la Sociedad de San Pablo para informarle de la investigación que se realizaba.
En enero de este año, informaron que el caso lo llevará el vicario judicial José María Romero Rodríguez. En mayo de 2021, una psicóloga asignada por la Arquidiócesis Primada de México aplicó a José Leonardo pruebas psicológicas como parte del protocolo de investigación del caso.
El 30 de junio de 2021, José Leonardo declaró durante seis horas ante el Tribunal Canónico de la Arquidiócesis de Caracas.
Del 24 de mayo hasta el 26 de julio de 2021, los tribunales de las Arquidiócesis de Caracas y Mérida, Venezuela, tomaron testimonios de los testigos de José Leonardo.
El 11 de julio de 2021. José Leonardo entregó a la Arquidiócesis de Caracas una carta redactada por su madre, en la que ella exige justicia y explica el mecanismo de abuso de confianza que usó Huerta en el seno de la familia Araujo Araque.
Detalló que el Ministerio Público de Venezuela habló con el superior clerical de la congregación católica de los Paulinos, y este dijo que no tenía nada que decir, "que si querían saber algo tenían que marcar a sus abogados".
Araujo reveló que el sacerdote implicado trató de llegar a un acuerdo económico con él para no seguir con el proceso judicial. Por lo que pidieron a las autoridades mexicanas que ayuden a extraditar al Huerta Ibarra a Venezuela a seguir el proceso en su contra.
Finalizó diciendo que hay otras dos víctimas que aseguraron que habían sufrido de abuso por parte de Huerta Ibarra, sin embargo, decidieron no denunciar, por lo que busca que su denuncia anime a las otras dos personas para que realicen su denuncia.
JLMR