Concluyó el segundo día de actividades del Carnaval de Zacacuautla, que por séptimo año consecutivo se lleva a cabo en defensa del bosque y contra la tala clandestina que ha deforestado su monte.
Con otro día de festividades por delante, quienes conforman el grupo de defensa lamentan que a pesar de la resistencia social ante la tala clandestina, las autoridades municipales de Acaxochitlán, encabezadas por Rocío Jaqueline Sosa Jiménez –de extracción priista–, no hayan tomado ninguna acción contundente para evitar de deforestación.
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“Para nosotros la importancia del carnaval fue sumar gente al grupo. Iniciamos hace siete años, iniciamos con la idea de sumar gente para la defensa del monte, ésa fue la idea de rescatar el carnaval y a través de la fiesta poder sumar gente”, dijo Filiberta Nevado, defensora del bosque y organizadora del carnaval.
“Posteriormente decidimos profundizar más y bailarle a la Madre Tierra para que los niños aprendan a amar a la naturaleza; por ejemplo, ponemos un árbol y hay niños que llevan hachas y niños que lo defienden dentro de la danza”.
Los defensores del bosque hicieron un llamado enérgico a las autoridades municipales para que tomen cartas en el asunto y que no obstaculicen los pocos apoyos que reciben de gobierno del estado, pues mencionó que desde hace tiempo la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnath) de Hidalgo les donó una cámara de vigilancia con visión de largo alcance para colocar en el punto más alto de la comunidad, lo que ayudaría a inhibir la tala clandestina, puesto que la zona se mantendría monitoreada; sin embargo al requerir la anuencia del ayuntamiento, la iniciativa se detuvo desde la administración pasada, y al solicitar el apoyo de la presidenta municipal cuando entró en labores, ésta hizo caso omiso y no ha dado respuesta.
El Dato¡Que vivan los huehues!
Las danzas comienzan en la plaza principal y siguen por las calles en espera de que los pobladores los inviten a pasar, donde los músicos interpretan de tres a cinco canciones y ponen a bailar a toda la familia.Los danzantes enmascarados visitan casa por casa para bailarles y tocarles la melodía que más les guste; los vecinos los reciben con comida en agradecimiento.
“Para nosotros es bien importante rescatar una tradición del pueblo que era ancestral y que se perdió porque un sacerdote les dijo que la Virgen se asustaba con el chicote –en ese entonces se usaba el chicote para tronar– y que dejaran de hacerlo, y así tiene más de 60 años que se perdió, entonces ahorita nos cuesta muchísimo trabajo convencer a la gente de que no es nada malo, de que es rumor que le danzamos al diablo, porque nosotros le danzamos a la Madre Tierra”, concluyó Filiberta Nevado.