Es la zona cero de la crisis del fentanilo en Estados Unidos. Si hay un epicentro del uso de los opioides ilegales, es Columbus, la capital del estado de Ohio.
Tan sólo en un fin de semana llegan a morir hasta 20 personas a consecuencia de sobredosis de fentanilo, abarrotando así la morgue de una ciudad de apenas 1.3 millones de habitantes. La mayoría de los muertos son hombres caucásicos de entre 25 y 50 años que consumen droga barata que en grandes cantidades llega desde China y la India y es traficada por los cárteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.
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China es el principal productor de fentanilo, pero en su mayoría, los cárteles mexicanos son responsables del tráfico hacia Estados Unidos. De acuerdo con la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP), los cárteles Jalisco Nueva Generación y de Sinaloa son los principales traficantes de fentanilo desde California y Arizona. El fentanilo entra a México desde China y la India por los puertos de Manzanillo, en Colima, y de Lázaro Cárdenas, en Michoacán.
En el mercado negro se les conoce como apache, china girl, china white, dance fever, friend, goodfellas, jackpot, tango & cash o murder 8. Todas son fentanilo ilegal que llega desde China, la India y México hasta las calles de las ciudades norteamericanas y matan por cientos a hombres blancos.
Una inyección o una pastilla que se disuelve en la boca, puede llegar a producir un paro respiratorio. El fentanilo o las happy pills como se les conoce a las pastillas controladas bajo prescripción médica, tienen una potencia 100 veces mayor que la morfina. Sin embargo, el fentanilo que se comercializa en las calles o entrega a domicilio, puede causar daños permanentes al cerebro después de experimentar una sensación de felicidad extrema.
John, de 30 años, murió en el baño de un motel ubicado a unas cuadras del aeropuerto de Columbus, la capital del estado de Ohio. Lo encontró la mujer del servicio de limpieza varias horas después de haber fallecido a consecuencia de una sobredosis. Estaba tirado en el baño, murió de hipoxia.
El laboratorio forense de Columbus se satura de expedientes de personas fallecidas.
Los resultados demoran hasta 45 días pero los toxicólogos saben distinguir a simple vista el tipo de droga consumida. El fentanilo ilegal tiene una letalidad infalible.
Chris cayó en la calle. La policía lo encontró con el brazo aún descubierto, lleno de marcas en el antebrazo y una aguja a unos centímetros de su piel. Los paramédicos nada pudieron hacer por salvar la vida después de la sobredosis que sufrió por el consumo del fentanilo ilegal que adquirió con un dealer de los que abundan en la zona más marginada de Columbus. Calles llenas de gente que vagabundea y de droga a la vista de todos.
La crisis en la que está sumida la capital de este estado del noreste norteamericano, donde es poco común ver a gente de origen hispano, contrasta con las majestuosas instalaciones de la escuela de Medicina de la Universidad estatal donde la crisis no es ajena.
Ohio enfrenta una problemática severa por el incremento, desde 2017, de casos de sobredosis por fentanilo. A esto se suma la pandemia por el covid que no llegó sola. Trajo una epidemia mayor de muertes por sobredosis que comenzaron a duplicarse y a encender, aún más, las alertas de las autoridades.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Abuso de Drogas de Estados Unidos, el uso de opioides sintéticos está asociado a la cantidad de muertes por sobredosis, una cifra que crece día con día y que alerta con ser dramática al concluir 2021.
En 2010 el número de muertes por consumo de fentanilo fue del 14.3 por ciento del total de sobredosis por consumo de drogas. Para 2017, cuando se decretó la crisis, el porcentaje era del 59.8 por ciento, es decir, más de la mitad de los adictos que murió, consumió fentanilo.
La Administración para el Control de Drogas (DEA) estima que un kilogramo de fentanilo puede llegar a producir entre un millón y 1.5 millones de pastillas/unidades de dosis. Esto ha provocado que al menos 115 norteamericanos mueran a diario a consecuencia de una sobredosis de opiáceos.
El caso más claro de la crisis de opioides en Estados Unidos es Ohio. El Condado de Franklin, donde se ubica la capital del estado; Columbus, con apenas 1.3 millones de habitantes, detonó las alarmas del país por el incremento de muertes por sobredosis.
De las 855 personas que murieron en 2020 por sobredosis, 744 fueron por consumo de fentanilo, es decir el 80 por ciento. La problemática es tal que el gobierno federal destinó una partida especial de 3.7 millones de dólares anuales sólo para los programas de combate a la adicción al fentanilo.
La doctora Anahí Ortiz, directora del Servicio Forense del condado de Franklin, explicó que las alarmas se prendieron desde 2017 cuando las muertes por sobredosis de fentanilo comenzaron a llenar la morgue de esta ciudad. Muchas de las adicciones comenzaron por consumo de medicamentos para el dolor que contenían opioides y conforme la necesidad de pastillas que costaban cerca de 60 dólares fue mayor, las personas comenzaron a adquirir el fentanilo en el mercado negro.
“El fentanilo que están usando ahora no es el que se utiliza como medicamento, sino el que se produce en los laboratorios ilegales en China. Podemos ver la diferencia entre ambos y nuestros toxicólogos pueden darse cuenta de ello. Lo que estamos viendo es que las muertes por sobredosis son provocadas por el fentanilo ilegal. Los doctores cada vez están recetándolo menos”, destacó la directora del Servicio Forense del condado de Franklin.
El fentanilo es casi 100 veces más potente que la morfina y mucho más barato que la cocaína, la heroína o las metanfetaminas, lo que la hace más atractiva para los consumidores de drogas, algunos que ni siquiera saben qué es lo que están consumiendo y lo que puede provocarles.
“La gente inició, probablemente, la adicción a consecuencia de una receta médica de fentanilo, pero ahora están usando de la ilegal porque es muy barata y mucha gente que consume estas drogas no sabe qué contienen este tipo de fentanilo ilegal. La gente no está al tanto que no está consumiendo cocaína pura o que las metanfetaminas que consumen contienen fentanilo”, señaló Ortiz.
A esta condición de por sí ya grave, se suma la pandemia que provocó la suspensión temporal de programas de rehabilitación, además de que la falta de empleo fue otro detonante.
“Gente que estaba en rehabilitación comenzó nuevamente a usar fentanilo. Y, debido a que no podían recibir tratamiento, la crisis creció aún más. Por eso, en 2020 los números se triplicaron. Tuvimos que innovar para que a pesar de la situación pudiéramos seguir atendiendo la crisis y mantenernos, al mismo tiempo a salvo”, señaló Theresa Seagraves, directora de Planeación del Departamento de Salud del condado.
Al respecto, Joe Mazzola, comisionado de Salud de Franklin, explicó que este fenómeno comenzó a surgir hacia la mitad de la pandemia. El número de muertes comenzaron a incrementarse. “Nosotros lo atribuimos a un par de cosas. El aislamiento social porque la gente se quedaba en casa a trabajar o perdió el empleo y eso contribuyó al incremento en el consumo de drogas. Al mismo tiempo, muchos tratamientos de adicciones tuvieron que suspenderse al menos de manera temporal, eso también contribuyó a frenar los procesos de rehabilitación”.
Con la pandemia también apareció un fenómeno que hizo que la crisis agravara aun más. Cientos de adictos comenzaron a refugiarse en hoteles y moteles para consumir drogas y muchos de ellos comenzaron a morir de sobredosis fuera de sus casas o, incluso, alejados de las calles.
“Descubrimos que este año y el pasado tuvimos un alto número de muertes por sobredosis en hoteles y moteles porque debido a la pandemia, la gente estuvo encerrada en casa y para no consumir las drogas ahí, lo empezaron a hacer en los hoteles. Se quedaba de ver con quien les vendía las drogas en estos sitios, ahí las consumían y sufrían la sobredosis”, dijo Anahí Ortiz.
A partir de ello, el Departamento de Salud de Franklin comenzó una campaña entre los hoteles y moteles que tenían este tipo de reportes de fallecimientos. Se capacitó al personal para atención inmediata en caso de sobredosis y se les dotó de unos kits con inhaladores de un medicamento llamado naloxona que contrarresta los efectos del fentanilo y evita la muerte.
Briana McGlone, quien es la única especialista en muertes por sobredosis de la oficina forense de Franklin, explicó que el uso de la naloxona ha contribuido a evitar las muertes por sobredosis, como también los test para detectar fentanilo en las drogas comunes. Estos, incluso se pueden solicitar en línea de manera gratuita, además de que algunas farmacias los tienen disponibles para evitar que la cifra de muertos por sobredosis siga en crecimiento.
“Cuando una sobredosis está sucediendo, un amigo, familiar o en este caso, hasta los empleados del hotel pueden utilizar el Narcan que es un spray que se coloca en la nariz y puede contrarrestar la sobredosis por los opioides”.
Al igual que en ciudades más pobladas como Nueva York, Detroit o Chicago, en Ohio se puso en práctica un programa denominado “Punto seguro”, en el que organizaciones intercambian agujas usadas por nuevas, con lo que buscan que los adictos no sean proclives a enfermedades e infecciones como el VIH.
La oficina de este programa fue instalada en 2017 en un barrio marginado ubicado cerca del aeropuerto de Columbus. Hasta ahí llegan tres veces a la semana decenas de adictos que intercambian las agujas usadas por nuevas. Algunos llegan con infecciones cutáneas severas por lo que se les orienta para recibir tratamiento médico en un hospital. Sin embargo, el mayor éxito de este programa de intercambio seguro de agujas es que cerca del 30 por ciento de los adictos que hacen fila en este lugar acceden a algún tipo de tratamiento de rehabilitación.
“Hay un patrón muy consistente, pues cerca el 33 por ciento de la gente que acude al intercambio de agujas termina por buscar algún tipo de ayuda para rehabilitarse o para ser atendidos, eso es algo que naturalmente evoluciona en un apoyo para ayudarles a reconstruir sus relaciones y enseñarles en quién pueden confiar y al mismo tiempo guiarlos hacia la dirección correcta”, explicó Rick Barclay, responsable de la oficina de Punto Seguro en Ohio.
Así, mientras 2021 se espera sea el año más letal a consecuencia del consumo de fentanilo ilegal, las muertes por homicidios relacionados con las bandas criminales que venden drogas en las calles también crecen.
“Este 2021 seguramente tendrá más casos de muertes por sobredosis que 2020, entonces la situación de las drogas está afectando mucho y en distintas formas”, advierte la responsable del Forense de Franklin, el epicentro de la crisis de los opioides en Estados Unidos.
FS