La sociedad civil “Las Abejas de Acteal” reiteraron la denuncia por el asesinato de 45 indígenas tzotziles en la comunidad de Acteal, municipio de San Pedro Chenalhó, en Chiapas, a manos de 60 paramilitares.
A casi 23 años del suceso, los integrantes de la organización solicitaron el informe de fondo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y exigieron justicia por las víctimas del 22 de diciembre de 1997, entre las que se encontraban cuatro mujeres embarazadas y 18 menos de edad.
Un grupo de 30 damnificados se pronunciaron en contra de la firma de un acuerdo de solución amistosa con la Secretaría de Gobernación (Segob), argumentando que esto no reconstruye el tejido social dañado. El pacto estaba pensado para concretarse el 3 de septiembre, e incluía a la participación del vocero de las víctimas de Acteal, Patrocinio Hernández.
Durante una conferencia transmitida en redes, la mesa directiva de la organización informó que “los sobrevivientes buscan otra postura sobre lo que es el informe de fondo, porque ellos no están conformes sobre la firma de la solución amistosa”.
Las Abejas de Acteal tienen por objetivo denunciar la impunidad y continuar con la exigencia de los fallecidos “más los cuatro bebés no nacidos asesinados brutalmente por un grupo paramilitar, bajo las órdenes del gobierno priista de Ernesto Zedillo, en el marco de la guerra de contrainsurgencia”.
Pese a que la Segob informó que serán 20 medidas con las que se pretende reparar el daño, la comunidad chiapaneca reafirmó su negativa. El grupo declaró que, bajo ninguna condición y circunstancia se conformarán con una “justicia a medias”, pues lo requieren "es una justicia que investigue a los actores intelectuales ".
El acuerdo amistoso dividió a la organización, el grupo firmante se denomina “Abejas de Acteal, Consejo Pacifista”, integrado también por sobrevivientes, quienes salieron de la sociedad civil original para conformar esa nueva agrupación.
En julio de este año, Las Abejas de Acteal comentaron que “la firma de un acuerdo de solución amistosa entre el Estado mexicano y un grupo de indígenas que abandonó a esa agrupación, generará más división entre los sobrevivientes, como lo hicieron los gobiernos priistas y panistas”.
LP