Clases presenciales mejoran aprendizaje y recuperan buenos hábitos alimenticios: DIF

Especialistas del DIF advirtieron la necesidad de fortalecer programas de alimentación e intensificar los programas de activación física, a fin de contrarrestar los efectos de meses de aislamiento de este sector de la población.

Los alumnos se beneficiaron ante el regreso a clases | Especial
Blanca Valadez
Ciudad de México /

El regreso a clases presenciales es determinante para que estudiantes del Sistema Educativo Nacional mejoren su aprendizaje, alivien el estrés ocasionado por la pandemia de la covid-19 y recuperen los buenos hábitos alimenticios que se perdieron durante el confinamiento, de acuerdo con el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (SNDIF).

Especialista en nutrición destacaron que una vez que 20 estados de la República Mexicana han sido ubicados en semáforo verde, 11 en amarrillo y sólo 1 en naranja, el retorno a las aulas de manera presencial representa la mejor oportunidad para que niños y adolescentes recuperen sus actividades diarias y una ingesta de raciones alimentarias nutritivas, suficientes y de calidad, lo que constituye la mejor herramienta para prevenir enfermedades.

Ante el regreso a clases presenciales, los especialistas en nutrición del Sistema Nacional DIF advirtieron sobre la necesidad de fortalecer los programas de alimentación, mejorar la educación nutricional, promover la salud escolar e intensificar los programas de activación física, a fin de contrarrestar los efectos de meses de aislamiento de este sector de la población.

“Es la oportunidad de reencontrarse con sus compañeras y compañeros, intercambiar experiencias, volver a socializar y aprender juntos, podrán fortalecer los buenos hábitos alimenticios por medio del programa de desayunos escolares que el DIF Nacional aplica en las escuelas públicas de educación básica de todo el país en coordinación con los Sistemas Estatales y Municipales DIF”, de acuerdo con los expertos.

Los especialistas señalaron que los desayunos escolares, en su modalidad fría o caliente, contienen un equilibrio de alimentos con gran aporte nutritivo. La llamada “comida chatarra”, además de jugos envasados y leche ultra procesada, agregaron, deben quedar fuera del desayuno, que es el alimento más importante para tener energía suficiente para realizar actividades como estudiar, aprender y jugar.

Como parte de la encuesta “Evaluación del Estado Nutricional”, elaborada por el SNDIF en coordinación con el Centro de Investigación en Políticas, Población y Salud (CIPPS) de la la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se presentaron los resultados preliminares del Informe “Efecto de la pandemia por covid-19 en el crecimiento de escolares mexicanos”.

El documento concentra información de todo el país, a través de más de 1.1 millones de cédulas con datos de peso, talla y hábitos alimentarios de niñas y niños inscritos en el Sistema Educativo Nacional.

“Dichos resultados revelan que la desnutrición severa bajó a cerca de la mitad, respecto de los valores obtenidos en 2018 entre la población de 5 a 10 años, al pasar de 2.21 por ciento a 1.39 por ciento en niños, y de 3.24 a 1.16 por ciento en niñas. Y, la prevalencia de la desnutrición moderada, en niños pasó de 7.6 por ciento en 2018 a 4.46 por ciento en 2021; y de 9.19 por ciento a 4.88 por ciento en el caso de las niñas”, abundó el DIF Nacional.

El Programa de Desayunos Escolares favorece el acceso y consumo de alimentos nutritivos e inocuos de la población que asiste a planteles públicos del Sistema Educativo Nacional mediante la entrega de raciones frías o calientes. Al día se distribuyen más de 6.4 millones.

De acuerdo con cifras del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la crisis sanitaria alteró los hábitos alimentarios de las familias al registrar el aumento en el consumo de bebidas azucaradas, en 35 por ciento, snacks y dulces, 32 por ciento, y comida rápida y productos precocinados, 29 por ciento; mientras que se registró una disminución en la ingesta de frutas y verduras, 33 por ciento, y de agua, 12 por ciento.

En tanto, según la Encuesta de Salud y Nutrición en niñas y niños menores de 12 años durante la pandemia por covid-19, el confinamiento redujo las oportunidades de actividad física, sobre todo de quienes viven en áreas urbanas, modificó sus patrones de sueño y fueron más propensos a una dieta alta en calorías que favorece el incremento de peso, que puede provocar enfermedades crónico-degenerativas e incluso una mayor vulnerabilidad ante el virus SARS-CoV-2.

FS

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