La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) rindió un homenaje póstumo a Rosario Ibarra de Piedra, activista social, precursora de los derechos humanos y fundadora del Comité ¡Eureka!, quien falleció en Monterrey, Nuevo León, el pasado 19 de abril.
Durante la develación de la placa que, a propuesta del Consejo Consultivo de la CNDH, da el nombre de Rosario Ibarra de Piedra al Centro Nacional de Derechos Humanos (Cenadeh), su directora Rosy Laura Castellanos destacó el trabajo realizado por la actual administración de la comisión para establecer una mayor cercanía con un pueblo que necesita reivindicar sus derechos y saber que tiene una institución que los protege ante los abusos de poder.
En el homenaje, la presidenta de la CNDH e hija de la defensora de derechos humanos, Rosario Piedra, hizo un llamado a terminar con el laberinto de corrupción e impunidad que enfrentan los familiares de personas desaparecidas.
La funcionaria también enfatizó que, siguiendo los ideales y la lucha de quienes en compañía de su madre conformaron el Comité Pro-Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos; se busca transformar a la comisión nacional para convertirla “en una verdadera defensoría del pueblo”, a fin de que pueda proteger a las personas “de aquellos servidores públicos y funcionarios que se burlan del dolor ajeno, así como de las mentiras oficiales, la hipocresía y las amenazas de las que son víctimas por exigir justicia y respeto a su dignidad”.
Acompañada por la escritora Elena Poniatowska, la también activista e integrante del Comité Eureka, Concepción Ávila González y el presbítero Jesús Ramos Muñoz, Piedra Ibarra; recordaron la ardua lucha de Rosario, la cual “nació así, cargada de amor y de esperanza”. Además, dijo que la fortaleza de sus ideales y la intransigencia de sus convicciones fueron una inspiración para quienes la acompañaron en esta batalla que aún no termina.
“Cuando se le escuchaba hablar diciendo sus verdades a los funcionarios, siempre clara, directa, sin medias tintas y sin eufemismos, las conciencias se sacudían y la fuerza del espíritu y el cuerpo renacían para retomar la lucha”, destacó la presidenta de la CNDH.
En su oportunidad, la escritora Elena Poniatowska recordó la vida y sufrimiento de Rosario Ibarra de Piedra en la búsqueda incansable de su hijo, quien fue detenido y posteriormente desaparecido en Monterrey, Nuevo León, el 18 de abril de 1975. Narró las incontables ocasiones en que pidió al entonces presidente Luis Echeverría Álvarez y a las autoridades en turno presentar a los jóvenes y adultos desaparecidos con vida y otorgarles la garantía de un juicio justo; sus interminables horas de pie frente a las puertas de innumerables dependencias de gobierno y sus visitas al Campo Militar 1 para buscar a su hijo.
Por su parte, Concepción Ávila González refirió que Rosario Ibarra de Piedra recorrió dependencia tras dependencia buscando a las personas desaparecidas, quienes fueron sacadas de sus casas, trabajos o detenidas en la calle. Aludió a ella como una mujer “chiquita, aguerrida y con mucha facilidad para hablar”, quien ya había entrado en contacto con las familias de los presos políticos, al tiempo de rememorar cómo muchas veces se quedó sin dinero por pagar desplegados en la prensa para buscar a los desaparecidos.
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El presbítero Jesús Ramos Muñoz resaltó la solidaridad de la también ex diputada y ex senadora de la República con la comunidad de San Pedro Mártir en la defensa de sus derechos humanos y colectivos, toda vez que, afirmó,sentó las bases y sueños de justicia, democracia e igualdad de los luchadores sociales, mismos que actualmente comienzan a dar frutos.
Como parte de este homenaje, el Cenadeh presentó una muestra del fotógrafo Marco Antonio Cruz que refleja diversos momentos de la lucha emprendida por Rosario Ibarra de Piedra y del Comité ¡Eureka! para exigir la presentación con vida de sus seres queridos, entre los que sobresale la crucifixión simbólica que llevaron a cabo en la Plaza de la Constitución en mayo de 1989; el desalojo del que fueron víctimas durante sus protestas en ese mismo año a manos de fuerzas policiacas; así como la huelga de hambre efectuada en la Catedral Metropolitana en 1979. La muestra estará abierta al público en las instalaciones de este centro.
LP