El viraje del panista Miguel Ángel Yunes y la ausencia del emecista Daniel Barreda que confirmó una inminente mayoría calificada para aprobar la reforma judicial, marcó una jornada que culminó con una irrupción histórica a la sede del Senado.
Quienes antes tomaban tribunas e impedían sesiones legislativas, esta vez fueron los que abandonaron sus escaños y se refugiaron en una sede alterna blindada por cientos de policías.
A las 16:15 horas, cientos de manifestantes enardecidos por lo que horas más tarde sería la inminente aprobación de la reforma judicial hizo que aprovecharan la ausencia del personal de resguardo en la puerta de acceso sobre Paseo de la Reforma. Rompieron las cadenas y se lanzaron hasta el recinto que parecía inaccesible.
Un par de puertas los separaban del pleno donde los legisladores apenas daban inicio a la discusión. Les costó unos cuantos minutos abrir la primera puerta de cristal y después, algunos golpes con extintores y tubos para romper la última puerta de madera que los separaba del pleno.
El presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, interrumpió la intervención de la priista Claudia Anaya para alertar de la presencia de manifestantes
“Las cosas, hasta ahora, a pesar del ingreso de manifestantes, están bajo control, estoy recibiendo la información de Resguardo, pero pediría que nos tratemos con la consideración que ha habido hasta ahora”, aseguraba tratando de mantener el curso de la sesión.
Sin embargo, el vicecoordinador de Acción Nacional, Enrique Vargas pidió la palabra para advertir: “Ya están aquí la gente y es su responsabilidad la vida de las senadoras y de los senadores. Viene más gente. No podemos arriesgar la vida de las senadoras y de los senadores”, a lo que Fernández Noroña decretó un receso indefinido.
Minutos antes, la manifestación se realizaba de manera pacífica, pero el ambiente cambió conforme avanzaba la sesión. La inconformidad por la confirmación del voto que le faltaba a Morena y la ausencia del emecista que horas después se confirmaría que si estaba en los juzgados en Campeche, provocó que buscaran la forma de ingresar.
La sesión era transmitida a un costado de Paseo de la Reforma y un grupo de trabajadores forzó la puerta seis del Senado y logró ingresar al recinto legislativo.
Desde las escalinatas de la entrada se apreciaba a la multitud que corría para exigir a los senadores que se detuviera la sesión y escucharan sus demandas de echar atrás la iniciativa presidencial.
Por más de una hora los trabajadores avanzaron a empujones, gritando arengas y entonando el Himno Nacional Mexicano. Fue en el pasillo que da al salón de sesiones donde forcejearon con personal de seguridad hasta conseguir llegar a la puerta principal, haciendo inútiles los intentos del personal de seguridad que trataba de detenerlos con extintores.
Los protestantes lograron perforar con un tubo la puerta del salón y tras unos minutos de forcejeos consiguieron entrar al lugar donde permanecían senadores de oposición y a quienes gritaron “no están solos, no están solos”.
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Los minutos subsecuentes fueron de pura tensión. Los senadores de Morena, PT y Verde salieron por la parte trasera de la Mesa Directiva, mientras que los legisladores de oposición permanecieron en sus escaños y respaldaron las protestas. Tres mujeres con playeras blancas y leyendas a favor del Poder Judicial se sentaron en la Mesa Directiva y desde ahí ondearon banderas y lanzaron consignas.
"¡El que no brinque es Yunes!, ¡Yunes traidor, traidor a la Nación!", lanzaban dentro y fuera del pleno cientos de manifestantes que rodearon el hemiciclo y el Patio del Federalismo. El personal de resguardo del Senado fue insuficiente y terminó por replegarse ante las protestas que los sobrepasaban.
Un par de trabajadores del Senado terminaron en la alfombra del pleno, ante los jaloneos y empujones de los manifestantes que captaban con sus celulares las imágenes de la irrupción. Con megáfonos exigían la presencia de Fernández Noroña y los representantes de la mayoría para dialogar, lo que no sucedió.
Mientras, senadores como Ricardo Anaya, Luis Donaldo Colosio, Alejandro Moreno, Amalia García y otros legisladores de las tres bancadas opositoras dialogaron con ellos y hasta se tomaban fotografías. Algunos no podían evitar esbozar sonrisas de satisfacción y miradas atónitas.
Cerca de las 18:00 horas, los manifestantes comenzaron a replegarse y a abandonar el pleno. Ya tenían conocimiento de la convocatoria a la sede alterna en la Casona de Xicoténcatl a poco menos de tres kilómetros. A caminar hacia el Centro Histórico aunque ahí ya los esperaba una muralla de uniformados.
Los primeros en llegar fueron los senadores de Morena, PT y Verde que fueron trasladados en camiones de la policía capitalina.
Afuera de la sede alterna apareció Miguel Yunes Márquez, a quien la licencia le duró solo seis horas. Flanqueado de su padre, Miguel Ángel Yunes Linares, el petista Gonzalo Yáñez y el neomorenista José Sabino Herrera. Se abrazaban y reían confirmando lo que dos horas después expresaría desde la tribuna del Senado:
“He determinado dar mi voto a favor del dictamen”, con lo que sepultó la posibilidad de frenar la reforma que en las primeras horas de este miércoles fue avalada con la mayoría calificada.
La bancada panista subió hasta la tribuna para protestar, rodeando al presidente Gerardo Fernández Noroña, mientras que afuera, sobre el Eje Central, se reanudaban el zafarrancho y los empujones entre los manifestantes y policías que resguardaban el recinto.