La compra del helicóptero Black Hawk anunciada por el Gobierno del Estado dividió a los panelistas del programa Cambios en su emisión de este domingo.
De acuerdo con el activista Gilberto Marcos, el monto de la adquisición puede sonar a mucho dinero, pero reconoció que la situación de inseguridad que enfrenta Nuevo León es grave y se tiene que detener a los delincuentes en las zonas rurales para evitar que ingresen a la Zona Metropolitana de Monterrey
“En el caso del Black Hawk, pues sí suena demasiado, pero es demasiado el problema que estamos enfrentando, y esto es una guerra. Sí son para la guerra, y a estos narcos, a estos delincuentes, hay que evitar a que lleguen a la Zona Metropolitana, no hay que combatirlos aquí adentro, hay que evitar que lleguen, y la única o mejor forma de abordarlo es por aire, no por tierra, no ha jalado.
“Entonces siempre hay que supervisar la relación costo-beneficio, cuánto cuesta, la capacidad que tiene un helicóptero de estos, tiene un sistema antibalas de protección, tiene una capacidad de 14 personas adentro, lo han usado en las guerras por alguna u otra razón”, sostuvo.
Por el contrario, Liliana Flores Benavides consideró que un punto confuso es anunciar la compra del helicóptero sin tener un acuerdo previo con las autoridades militares al señalar que este es un vehículo precisamente de uso militar y no de uso civil.
“Al helicóptero yo lo veo como un instrumento más para ser utilizado por Fuerza Civil para el asunto de las carreteras para tratar de que se evite que entren los delincuentes. Tenemos algunas zonas rurales muy afectadas que viene a ser El Carmen, Salinas Victoria y todos esos municipios, entonces lo pueden utilizar. El asunto es que la lógica es al revés: se anuncia que se compra, pero todavía no hay un acuerdo con las autoridades militares porque este es un instrumento, es un equipo de uso militar y no lo pueden utilizar los civiles.
“La lógica está al revés, para combatir al crimen se requieren más cosas, más sofisticadas que el helicóptero, de entrada tendría que haber ya un acuerdo entre los tres Poderes del Estado para poner orden, aunque sea en materia de seguridad”, indicó.
Al respecto, el analista Javier Sepúlveda señaló que la gran pregunta es ver la capacidad que pueda tener la corporación de Fuerza Civil para aterrizar el helicóptero, ya que según testimonios de ex mandos militares, esta aeronave no puede aterrizar en donde sea y muchas de las veces los puntos están muy lejos de los objetivos que desean atacar.
“Aquí la pregunta es ver la capacidad de dónde lo van a aterrizar. Me comentaba un ex comandante de la zona militar y me dice: ‘¡Cuando yo estuve en la zona había uno, lo moví una sola vez en poco más de un año que estuve ahí enfrente y tuvimos que aterrizar a 11 kilómetros del objetivo que íbamos a atacar, y aterrizamos entre el monte y no teníamos transporte!’.
“Yo no entiendo qué van a hacer con un Black Hawk. El punto es si le van a autorizar por ser un helicóptero de una corporación civil artillarlo con balas de alto calibre”, concluyó.