Hoteles en CdMx sufren impacto económico por covid en pleno Día de San Valentín

Sólo a un hotel, de seis que recorrimos, parece que le salieron las cuentas este fin de semana de San Valentín.

Hoteles en CdMx tuvieron un mal festejo de San Valentín. (Archivo)
Editorial Milenio
Ciudad de México /

En el Hotel Portonovo, que está sobre el Viaducto, entre Monterrey y prolongación Tonalá, la joven encargada te cuenta que, para este fin de semana que se cruzó 14 de febrero, el hotel bajó sus tarifas de 780 pesos a 490, pero ni siquiera llegaron al 10 por ciento de la ocupación.

“La próxima semana cerraremos el restaurante porque no nos salen los costos”, te dice y te cuenta que ella sí creyó que San Valentín compondría la situación. “Pensé que estos días serían buenos, pero le digo a uno de mis jefes que, ora sí, Eros no tiene dinero”.

La encargada te cuenta que, si sigue abierto el hotel, es porque le dan hospedaje al personal médico del Hospital General. “Pero los dueños están valorando qué les conviene más porque siguen pagando impuestos, luz, agua, mantenimiento y sueldos; en una de esas, también cierran el hotel”.

En el Motel Amor, en la entraña de la colonia Roma, la recepcionista te dice que su ocupación está para olvidar. “De 19 habitaciones, no rentamos ni cinco”, te cuenta y te dice que ella cree que se debe más a la falta de dinero que al miedo al covid-19. “Se lo digo porque sí ha venido gente a preguntar el precio (500 pesos), pero se les hace caro y se van”.

En el Hotel Encanto, sobre calzada de Tlalpan, pasando el metro San Antonio Abad, la encargada te dice que, de 108 habitaciones, tiene rentadas la mitad, pero no podría llamarle fortuna porque con ese número de cuartos ocupados no salen los gastos para pagarle a 30 empleados. Le preguntas por qué cree que este fin de semana no se abarrotaron los hoteles y ella te contesta, segurísima, que es por falta de dinero. “Mucha gente ha perdido el empleo y pasar un rato en el hotel no es algo que esté ahora en sus posibilidades”.

Al Encanto llega una joven pareja. Te cuentan que anduvieron peinando la zona y que el Encanto se les hizo bueno, bonito y barato: 250 pesos por 5 horas. “Los tiempos no están para festejar como antes”, te dice el chico.

En el hotel Monarca, sobre avenida Álvaro Obregón, en la Roma, el encargado te dice que bajaron sus tarifas de 800 a 550 pesos y que, aún así, sólo tienen rentadas ocho, de 30 habitaciones. “Para nosotros el 14 de febrero nunca ha sido buen día”, te aclara y te explica: “El 14 es para pasarla con la pareja oficial; los días previos, o los posteriores, son para los amantes y son los días cuando más nos llenamos”.

—¿Y cómo les fue el 12 o el 13?

—Peor que hoy y que mañana —te dice y te muestra su libreta de reservaciones: nada.

En el Hotel Río, en la esquina de Isabel La Católica y Gutiérrez Nájera, en la Obrera, la encargada te dice que desde hace dos meses están al 30 por ciento de su capacidad, que ese 30 por ciento significan unas 12 habitaciones y que, de esas, sólo tiene siete ocupadas; que no sabe cuándo volverán a reabrir el resto del hotel y que ella no trabajaba el año pasado en el hotel, pero la dueña le dijo que ha sido el peor 14 de febrero para los hoteleros.

Siempre, sin embargo, hay una excepción a la regla y esa ave rara parece ser el hotel Oslo, en la esquina del Eje Central y Viaducto, colonia Buenos Aires.

Detrás de un cristal, la encargada te cuenta que ella pronosticaba un fin de semana igual de tranquilo y aburrido que los últimos seis o siete, pero se equivocó. “Hemos estado llenos”, te dice sorprendida. “La verdad no sé a qué se deba porque, por ejemplo, el motel de al lado es más barato y, mi amiga la recepcionista, me dicen que ni a la mitad de ocupación llegan”.

La encargada te cuenta que la mayoría de sus huéspedes de este fin de semana han sido parejas jóvenes, que otro hotel de la cadena (uno en la Central de Abastos) es al que mejor le ha ido en la pandemia y que con el costo de una habitación (360 pesos) sale para que le paguen media semana de su salario, así que cómo no va a estar feliz y sorprendida.

​RLO

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