Familiares de las víctimas del sismo del 19 de septiembre de 2017 se reunieron en algunas zonas de derrumbe como Álvaro Obregón 286, en la colonia Roma, y Bolívar 168 y Chimalpopoca, en la colonia Obrera, para rendirles un homenaje.
Bolívar 168
Es la esquina de Chimalpopoca, donde hace dos años hubo un edificio de cuatro niveles donde se elaboraba ropa de mujer. Los diez o doce asistentes, rescatistas y vecinos de la zona alzaron el puño y al final entonaron el Himno Nacional.
Varias mujeres dejaron veladoras de colores y se marcharon de inmediato. Otras como Mercedes Sosa, quien era una clienta de la tienda de ropa que estaba en ese sitio, que ahora es un terreno sucio y abandonado, dejó una veladora blanca.
Álvaro Obregón 286
Dos años han transcurrido desde que 49 familias sufrieron una pérdida irreparable, cuando un edifico de oficinas de seis pisos, ubicado en Álvaro Obregón 286 en la colonia Roma, se desplomó en menos de 15 segundos.
Ahí la familia López Zambrano perdió a Lizzeth, madre de tres niños de seis años que hoy buscan salir adelante con el apoyo de su abuelo y sus tíos, quienes hacen frente a las necesidades de los pequeños.
“No sé si por la inocencia que tienen y que no tienen tantos prejuicios que nos formamos los adultos, lo han asimilado de una manera muy buena, van saliendo adelante y son ellos los que nos han impulsado a todos nosotros a sobrellevar esta situación", aseguró Gerardo López Zambrano.
En entrevista con Milenio, el hermano de Lizzeth reconoció que durante poco más de un año tuvieron que enfrentar trámites y dificultades para poder acceder a indemnización de la inmobiliaria que rentaba el edificio y para tramitar la pensión por orfandad; sin embargo, asegura que dentro de la adversidad se han abierto nuevas oportunidades para sus sobrinos.
"A todos nos cambió la vida, mis sobrinos me han enseñado a que la vida tiene que seguir, a que no hay circunstancia que se puedan anteponer a la vida. Me sorprende que tres niños de seis años y ahora ya tienen ocho, busquen ser felices por sobre todo”.
Dentro de los escombros de ese edificio, también hubo historias de sobrevivientes que a dos años de la tragedia luchan por superar la pausa en su vida que se vieron obligados a tomar derivado de las lesiones físicas y emocionales.
Paulina Gómez pudo dejar atrás el bastón que la acompañó durante casi dos años por las cirugías a las que tuvo que someterse para atender las secuelas que le dejaron las toneladas de escombro bajo las que permaneció por más de 30 horas.
Su carrera profesional también tuvo que interrumpirse durante el proceso de recuperación que la obligó a renunciar a la empresa en que laboraba. Hace menos de cuatro meses, Paulina finalmente consiguió un nuevo trabajo y pudo retomar la maestría que no pudo iniciar en 2017.
No obstante la nostalgia, Gerardo y Paulina regresan al lugar donde su vida se transformó por completo.
“Yo todavía necesito regresar para manejar todo el duelo. Aún veo este edifico y siento nostalgia, nostalgia por mis compañeros, por la gente que perdimos aquí, y por la salud que perdí aquí y todos los problemas que esto me acarreo”, dijo Paulina.
A lo largo de estos dos años, 40 de las familias que perdieron a alguien en este edifico presentaron una demanda por daño punitivo para lograr una indemnización por las irregularidades que presentaba el edificio y que generó su derrumbe.
En los últimos meses estas familias lograron llegar a un acuerdo, aunque los resultados de este se mantienen en confidencialidad; mientras que el gobierno de la Ciudad de México sólo brinda apoyo a quienes dejaron hijos a través del DIF.
Ámsterdam 107
Del inmueble de 15 metros de altura que se desplomó en menos de 45 segundo no queda ni el polvo. La esquina de Ámsterdam 107 en la colonia Hipódromo Condesa se encuentra cercada por maderas tapizadas de publicidad. Ni una vela, ni flores hay en recuerdo de las cinco personas que fallecieron tras el sismo del 2017.
Los vecinos del lugar tratan de olvidar lo que sucedió hace dos años, cuando el edificio se derrumbó, tras 36 años de estar de pie en una de las zonas más cotizadas de la Ciudad de México.
Un letrero de “inhala y exhala” se encuentra justo en el circuito de Ámsterdam. Hoy, muchos de los vecinos prefirieron salir a pasear a sus perros mientras suena la alerta sísmica y se realiza el simulacro.
“Prefiero salir porque mi perro se pone muy estresado, como yo”, dijo un hombre.
La vida transcurre con normalidad, eso aparentan las personas que caminan alrededor y hacen sus labores cotidianas.
AA