Las explosiones del 22 de abril de 1992 dejaron una marca en la historia del Área Metropolitana de Guadalajara. El hecho dejó 212 personas fallecidas, 69 desaparecidas y mil 470 lesionados, de los cuales hay 54 sobrevivientes.
Poco después de las diez de la mañana de ese día se suscitaron las explosiones de gasolina en el sistema de alcantarillado del barrio céntrico de Analco, en el sector Reforma de la Perla Tapatía. El hecho alcanzó a las colonias Atlas, San Carlos y Las Conchas.
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En total, se destruyeron ocho kilómetros de calles, la más afectada fue Gante; dejó daños estructurales en mil 142 viviendas, 450 comercios, 100 centros escolares y hasta 600 vehículos. Un derrame de gasolina de Pemex del poliducto Salamanca- Guadalajara en la colonia Álamo Industrial fue la causa. El combustible llegó al colector de aguas residuales en el que se acumularon vapores inflamables, pero no pudieron dispersarse debido a las obras de construcción de un sifón por debajo de la Calzada Independencia, lo que provocó un sello hidráulico y posteriormente la gasolina encontró un punto de ignición.
Según los testimonios de personas sobrevivientes, desde días antes se percibió un fuerte olor a gasolina e inclusive columnas de humo. Quince minutos antes de la primera explosión, bomberos tapatíos afirmaron que no había de qué preocuparse; pero después el barrio explotó y el lugar parecía zona de guerra.
“En un pasillo, ya para salir a la calle, empecé a sentir que todo como que temblaba, que era como un temblor, y yo pensaba que era un temblor, pero no, ya empecé a sentir que paredes y todo caían, y a mí me cayó, empezó a caer escombros, pero a la vez me cayó un cancel que me sirvió de protección”, recuerda María Isabel Covarrubias, sobreviviente del siniestro, el cual le dejó lesiones de columna, de hombro, golpes en la cabeza y en una pierna.
Luis Fernando Godoy también vivió el hecho: “me levantó con la camioneta, casi como con tres toneladas o dos y media, entonces ya de ahí yo nada más me voy para arriba, y ya cuando caí, quedé todo dislocado, bloqueado, no sentía mis pies”.
Elva Oliveras, sobreviviente, narró: “ese día yo venía de una cita médica porque tenía tres meses de embarazo, y en el camión que yo me subí pues fue el 214, y a mí me tocó en la Calzada y Aldama, ahí fue la primera explosión (…) se me fracturó la pelvis, costillas y quedé imposibilitada”.
Enrique Álvarez Villa iba de paso por la zona cuando “mi camioneta voló, y cuando cayó, cayó en la zanja que se abrió, entonces de ahí, de San Jaime, me rescataron, como una media hora, un poco después, ya que vieron que ya se había calmado la situación, me sacaron en unas tarimas y me llevaron al Hospital Civil, duré cinco días en el Hospital Civil sin que me hicieran absolutamente nada”.
Los hospitales de Guadalajara se saturaron en cuestión de minutos, apenas alcanzada el personal médico para ofrecer los primeros auxilios a los lesionados. Las víctimas aseguran que son más los fallecidos y heridos por el incidente. A más de tres décadas, no ha habido una disculpa pública por parte de Petróleos Mexicanos (Pemex) por esta tragedia, una herida que sigue abierta y latente entre los sobrevivientes y los habitantes de la ciudad.
Causa de las explosiones del 22 de abril
Las explosiones se debieron al derrame de gasolina del poliducto Salamanca-Guadalajara, en la colonia Álamo Industrial. El flujo llegó al colector de aguas residuales, donde se acumularon vapores inflamables, pero no pudieron dispersarse por las obras de construcción de un sifón debajo de la Calzada Independencia, lo que provocó un sello hidráulico y la gasolina encontró a un punto de ignición, lo que comenzó una serie de explosiones. Se estima que los daños económicos alcanzaron los 10 millones de dólares.
En cifras
212 Personas fallecidas.
1,470 Personas lesionadas.
69 Personas desaparecidas.
1,142 Viviendas afectadas.
450 Comercios dañados.
100 Centros escolares derrumbados.
600 Vehículos siniestrados
SRN