A sus 83 años un hombre con discapacidad sale a las calles a ganarse la vida

Fue una mujer, quien al ver su fuerza de voluntad al moverse todos los días impulsando su cuerpo solo con sus manos, decidió hacerle un regalo muy especial.

El señor Francisco Calderón se dedica a la venta de especias como canela, chile color, comino, orégano y pimienta | Pablo Reyes
Pablo Reyes
Ciudad Madero /

A sus 83 años, el señor Francisco Calderón ha demostrado que una discapacidad no es impedimento para trabajar o salir adelante.

Desde que tenía 11 años, sufrió un terrible accidente, en el cual perdió ambas piernas. Estaba jugando en las vías del tren, se cayó y la máquina de acero le amputó sus extremidades.

Desde entonces ha visto la manera de cómo ser productivo y siempre andar en movimiento. Ha trabajado como albañil, limpiando solares, en gaseras y ahora se dedica a la venta de especias como canela, chile color, comino, orégano y pimienta.

Fue una mujer, quien al ver su fuerza de voluntad al moverse todos los días impulsando su cuerpo solo con sus manos, decidió hacerle un regalo muy especial.

Un día hace 40 años, le obsequió un triciclo completamente adentro para facilitar su movimiento. Tiene una canasta y funciona con pedales de manos.

Vive en la colonia Lucio Blanco de Ciudad Madero y desde aquí recorre en su triciclo la avenida Tamaulipas, Fraccionamiento Miramapolis, Sahop, entre otras colonias.

Se ha convertido en el principal proveedor de especias de los negocios de comida que se instalan en los patios de Petróleos Mexicanos, dónde diariamente ingieren alimentos cientos de trabajadores de la misma empresa.

Vive con una de sus hijas, quien siempre lo ha atendido en todos los sentidos. Le lava la ropa, le hace de comer y se preocupa porque nada le falte. El trabajo que realice es porque siempre le ha gustado estar activo. Le ayuda a "no aburrirse" en su casa pero también a sentirse productivo.

Ahora con la pandemia del coronavirus, estuvo resguardado en casas y él mismo reconoce que fueron los peores momentos de su vida. Estar obligado a quedarse entre cuatro paredes sin poder salir a vender sus productos.

VLSS

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