Margarita Hernández Hernández saca del horno, que le han prestado, una pizza tras otra, mientras coloca la salsa de tomate, el queso y el peperoni a una más que está terminando su hermana, quien la fue a ayudar este miércoles, después de que se diera a conocer el motivo de este trabajo que la tiene contenta y con los ánimos desbordantes.
Hace poco más de año y medio, cuando su pequeño nieto Josmar, al que ha criado como hijo, comenzó a tener problemas motrices y de visión y le diagnosticaron un tumor cerebral, y fue operado, pero el camino no ha sido fácil para Margarita, quien decidió aprender a hacer pizzas para seguir tratando a su nieto para su total recuperación.
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"El 6 de enero de 2017 operaron a mi nieto, pero desde, el 28 de diciembre le pusieron una válvula y salió bien de la operación, después recibió seis ciclos de quimioterapias, y luego nos mandaron al Instituto Nacional de Pediatría en la Ciudad de México, y allá estuvimos un mes".
"En el hospital nos apoyaron y no pagamos la operación, sólo cubrimos los gastos personales, pero mire, ahora tengo trabajo", dice, mientras su rostro enrojece por su exposición al horno y a la rapidez con la que trata de sacar un pedido de 6 pizzas que le hicieron.
Margarita es pachuqueña y trabajó, junto a su esposo, en un motocarro, pero debido a que no tenía permisos, se quedó sin ingresos hace un par de meses y, aunque le es complicado afirmar que pasa por un momento económico difícil, su hermana le indica que ha tenido que pedir prestado para salir adelante con los gastos de su nieto.
Su hermana asegura que Margarita ha dedicado su atención y tiempo a criar a Josmar, quien se ha acostumbrado a estar con su abuelita que le dedica tiempo y atención desde que nació, "y soy más mamá de mi nieto que mi hija", dice sin preámbulos.
Josmar actualmente requiere medicamento para evitar convulsiones y recibe atención permanente en instituto cada tres meses o cuando le toca consulta, además de asistir a terapia motriz en el CRIT de Hidalgo, para lograr que recupere la movilidad en sus piernas.
"Mi nieto aún no puede saltar, correr y no tiene equilibrio, pero desde septiembre del año pasado nos dijeron que ya estaba bien de la cirugía. Estamos trabajando para que él camine pronto y se recupere de todo lo que pasó".
"Él es mi alegría y me devolvieron ese sentimiento cuando me dijeron que había salido bien de la operación, por lo que ahora no me detendré a seguir trabajando para que no le haga falta nada a mi nieto y a mi pequeña hija, y estas pizzas han sido una bendición", dice, mientras llegan más clientes al pequeño local que se ubica en la avenida Circuito Gobernadores Mz. T, Lote 9, en la colonia Parque de Poblamiento.
Entre el calor del horno, pizzas de peperoni, especiales, de choriqueso y hawaiana, que vende a 90 pesos la grande y 70 la chica, Margarita ingresa más bases de este alimento a su horno, y saca otra más para completar el pedido que le hicieron, aunque sus ojos se abren más cuando entra el gerente de un banco en Pachuca para brindarle su solidaridad y anunciarle que este viernes realizará un pedido grande para apoyarla con este proyecto que le permite estar en casa, cuidando de Josmar.
"Esto es una bendición y agradezco a toda la gente que me ha apoyado porque de vender 20 pizzas diarias, desde ayer vendo más de 50 y se que saldremos adelante, porque lo mejor para mí es ver a mi nieto y a mi hija de dos años, sanos, contentos y felices al saber que no les hará falta nada".