A tres décadas de uno de los accidentes ferroviarios más sangrientos que ha tenido el estado de Puebla, hoy fue recordado por las autoridades municipales de Tehuacán con una ceremonia cívica que se desarrolló frente al obelisco que se construyó en memoria de quienes perecieron aquel 19 de noviembre de 1990.
A 30 años de distancia de aquel trágico descarrilamiento que marcó a Tehuacán, cuando la máquina 9130 que jalaba 20 furgones procedente de Esperanza, antes de llegar a Santiago Miahuatlán, se quedó sin frenos para así iniciar su loca carrera, los maquinistas que nada podían hacer por controlar al tren, se arrojaron de esta cuando pasaban por la colonia El Carmen, en el municipio de Chapulco.
Así sin conductor, ese enorme gusano de acero que a su paso dejaba los rieles ardientes, a las 12:45 entro a Tehuacán y cuando se disponía a tomar la curva que se encontraba en la avenida José Garci-Crespo y Héroe de Nacozari, salió proyectado de las vías para así arrastrar todo lo que a su paso encontraba; un taller mecánico, un restaurante, automóviles y un autobús de la línea Tehuacán-Santiago Miahuatlán.
La carga que llevaba de cemento formó una espesa nube que se levantó a lo alto, al tiempo que junto con los granos de sorgo y soya se esparcían a su alrededor. Las corporaciones de auxilio de inmediato comenzaron a llegar al lugar para hacer el traslado de los más de 30 heridos, por la emergencia, las ambulancias de la Cruz Roja, IMSS y de otras corporaciones, circulaban en sentido contrario, ya que era urgente salvar vidas, por eso la mayoría de lesionados fueron llevados al Hospital 15 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) que era el más cercano.
Mientras tanto, otras corporaciones de auxilio continuaban con el rescate, solo que entre estos había personas ya sin vida, cadáveres que fueron llevados para formarlos en las oficinas del comisariado ejidal de San Nicolás Tetitzintla, donde se contabilizaron a 32 víctimas, en su mayoría hombres y mujeres adultos.
Al día de hoy, esta tragedia se sigue recordando en esta ciudad con una ceremonia luctuosa a la cual llegan algunos familiares de quienes perdieron la vida, mientras que otros lo hacen de sus hogares observando las cicatrices que marcaron su vida.
AFM