Lo que pasó de ser un momento de regocijo personal, por tener una propiedad como parte de su patrimonio, se ha convertido en una situación de preocupación para Morelia Roxana Díaz Pérez y Guillermo Zúñiga Luna, quienes encontraron los terrenos que adquirieron de forma lícita en Tizayuca, convertidos en un centro de reunión de feligreses de la iglesia católica, en donde ofrece misa los jueves, José Francisco Peralta Rivera, padre de la Parroquia del Divino Salvador.
Con sorpresa, Morelia llegó a su terreno para iniciar con la construcción su barda perimetral y “al llegar descubrí que al interior de mi terreno se encontraba una pequeña capilla con una techumbre de lámina, una campana y una imagen religiosa, lo cual me causó sorpresa, pues cuando adquirí el terreno, éste estaba totalmente libre”, así que recibió la visita de algunos vecinos de la zona quienes le impidieron iniciar los trabajos, al asegurar que “estos terrenos eran de la iglesia”.
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Tras intentar mostrar sus escrituras, los vecinos la enviaron con María Minerva, quien es representante de la comunidad eclesiástica y del padre de la parroquia.
“Ante esta situación, tomé la decisión de acudir ante el Juez Cívico para que se me expidiera un citatorio y poder entrevistarme con el representante de la parroquia, y me diera razón de lo que los vecinos me habían hecho mención”.
“Dos semanas después de que se expidió un tercer citatorio, por parte del juez, la licenciada María Minerva por fin se presentó y argumentó que mi terreno se encontraba en litigio en el Juzgado Primero de lo Civil y Familiar de Primera Instancia del Distrito Judicial de Tizayuca, Estado de Hidalgo y que solo estaba esperando la sentencia que le iba a favorecer a ella y a la iglesia, llevándome al juzgado donde se encontraba dicho expediente bajo el número 104/2019”, explica Morelia.
Tras iniciar la denuncia, se topó con que existen una serie de documentos, entre ellos un supuesto contrato de donación celebrado entre Arturo Caballero Vázquez y José Jorge García Arroyo, con fecha del 02 de febrero de 2010, “en el cual presenta unas medidas que no corresponden al terreno, al señalar que mide 330 metros cuadrados, siendo que los dos terrenos, tienen una superficie de 160 metros cuadrados cada uno, por lo que no corresponde esta información”.
Por su parte, Guillermo inició un juicio civil en contra del padre, “y sólo espero sentencia del juzgado desde julio de 2018, pero ya han transcurrido más de medio año y aun no hay una resolución por parte de éste”, expuso.
Ante ello, los dos afectados hicieron un llamado a las autoridades eclesiásticas, “ya que se están queriendo apropiar de unos terrenos de manera ilegitima, haciendo uso de su poder como párroco de la comunidad”, coinciden ambos afectados, quienes mostraron las escrituras y documentos que los avalan como propietarios de los terrenos.
Por su parte, Domingo Díaz Martínez, arzobispo de Tulancingo, señaló que aún no tiene la información completa de esta situación, pero aseguró que en próximos días visitará la parroquia en la que el padre Peralta Rivera oficia.
“Dentro de ocho días estaré en esa parroquia y estando ahí me informarán de lo que está sucediendo, pero de que algo es seguro es de que nosotros no podemos construir un templo si no tenemos papeles”.
“Si el padre tiene los papeles de los terrenos pues se puede construir, pero no es él, es la comunidad la que tiene que ver si existen los documentos que avalen que son terrenos de la iglesia, porque los templos son de la comunidad, no del padre”, expuso el líder religioso, no sin antes mencionar que “podría haber irregularidades con los predios”.
Por su parte, Morelia y Guillermo señalaron “contar con nuestras escrituras y registradas ante el Registro Público de la Propiedad y del Comercio, pero el padre y su representante acreditan la supuesta propiedad con contratos falsos de donación y compraventa, los cuales no cuentan con la ubicación de calle, lote, manzana del terreno y mencionan unas medidas que no corresponden a los terrenos que supuestamente les fueron donados”.
Por ello esperan que con la presencia del arzobispo y su credibilidad moral, puedan solucionar esta situación, “porque nos está siendo arrebatado nuestro patrimonio, que con tanto sacrificio logramos tener, porque nos los quieren arrebatar una persona que, por su calidad de sacerdote, se está tratando de aprovechar”, concluyó Morelia.