Cada mañana desde antes que salga el sol, en la esquina del bulevar Camino a Comanja y Provincias del Campestre en la zona dorada de León, ahí es donde esperan decenas de mujeres, muchas de ellas uniformadas para subir ya sea de raite o de a montón a las casas de sus empleadores.
Muchas son originarias de colonias paupérrimas y asentamientos irregulares; algunas no saben siquiera leer o escribir. Hay otras que sin tener opción siguen la cadena laboral en familia: sus abuelas, sus madres y ahora ellas son trabajadoras domésticas: “las muchachas” del Campestre.
Abordarlas para conversar sobre sus condiciones laborales no fue tarea fácil, ya que siempre están temerosas a múltiples situaciones de acoso, de insultos y otros improperios.
Con la promesa de abordar sus testimonios bajo el anonimato, el grupo de trabajadoras se puso de acuerdo para ver quién fungiría como su vocera oficial: de las diez, la primera comentó:
“Llevo 10 años con mi patrona, me recomendó mi tía que trabaja con otra señora. Al principio la señora se quedó con mi credencial pa' votar y fue una friega, ¡en serio! Primero, te enseñan la casa, luego te echan todo el sermón de lo que tienes que hacer y órales, vas: primero afuera, la calle, que quede sin ni una hoja de árbol”, dijo.
Ahí, otra de sus compañeras se sumó a la narración, mientras las demás estaban esperaban y vigilaban la llegada de quien les ofrece el “aventón” hasta sus lugares de trabajo.
“Eso es básico, luego te mandan a que limpies el patio, las pinchis cacas de los perros es de todos los días, y ya limpiado eso, empiezas adentro”, relató.
Otra mujer, que portaba un vestido rosa con blanco, cual salido de telenovela de los 90, dijo lo que sucedió cuando les pidió a sus patrones el que la afiliaran al IMSS.
“Pos es que vi en la tele que ya estaba eso de que me podían meter al IMSS y yo muy mensa fui con mi jefa y le dije que pues quería el seguro, para mis niños más que nada, ¿pero qué cree que me dijo? Que eligiera: o el Seguro o mi raya, que no podía pagar las dos cosas. Ya no le dije nada, mejor, ¿cómo lo toma uno?”, expresó mientras las demás asentían en señal de haber pasado por una situación similar.
“Es que mire, hasta eso no nos pagan mal, yo gano 300 al día, por casa, a veces me aviento hasta dos, pero es cuestión de saberle a esto, los patrones no van a querer gastar más por algo que siempre les ha costado lo mismo, como que sienten que son más problemas”, dijo la primera vocera.
“Como si con el Seguro uno ya tuviera derecho a enfermarse y pedir incapacidad, lo que menos quieren es que uno les diga 'me voy a ir al Seguro', por eso ni les he dicho nada a los míos”, comentó otra empleada.
El pasado jueves, MILENIO informó que desde que se lanzó el programa piloto de afiliación de trabajadores domésticos al IMSS, en Guanajuato únicamente se han afiliado a 155 trabajadores.
De esa cifra, en León se registraron 77 personas, en Celaya 27, en Guanajuato 23, en Irapuato 20 y en Salamanca sólo ocho trabajadoras.
Sin embargo, de acuerdo con datos de la delegación del IMSS en Guanajuato, 608 personas solicitaron información o manifestaron su interés en sumarse a este programa, pero únicamente se concretó la afiliación a 155.
Es decir, sólo una de cada 4 empleadas que manifestaron interés, concretaron su derecho a la seguridad social y mientras tanto, continúan laborando en la informalidad, dentro de los aposentos de la cúpula leonesa.