Alberto, dueño de veterinaria perdió a sus mascotas y el negocio familiar por inundación

HISTORIA

El trabajo de tanto años desapareció debido a las inundaciones y él pudo verlo a través de las cámaras de vigilancia de su local.

Veterinaria en Tula se inundó a causa de desbordamiento del Río. (Cortesía)
Alejandro Evaristo
Tula de Allende /

Alberto García Reyes es uno de los socios fundadores de “Don Mascotón”, una cadena de tres tiendas para mascotas ubicadas en diferentes puntos de esta cabecera municipal, misma que resultó severamente afectada luego de la lluvia de ayer y el desbordamiento del río Tula.

Uno de esos negocios se encuentra en la zona más afectada por las inundaciones de anoche, en la calle Leandro Valle, es decir, a unos cuantos metros del afluente y a escasas cuadras del Hospital General de Zona número 5 del IMSS, donde el gobernador Omar Fayad ha confirmado el deceso de 10 personas y afectaciones para más de 31 mil 600 habitantes en más de una decena de colonias en la zona.

Alberto recuerda que la lluvia anoche fue copiosa aunque en ningún momento pensaron que hubiera la posibilidad de que se rebasara el nivel del río, el problema, comenta, es que también hubo precipitaciones pluviales en el Estado de México, ocasionando que la cantidad de agua de los afluentes que le alimentan provocaran su desbordamiento.



El río Tula recibe agua de los ríos del Valle de México que hace decenas de años alimentaban los lagos de Texcoco, Chalco, Xochimilco, Zumpango y Xaltocan.

De acuerdo con la versión de Alberto, alrededor de la media noche se percató, gracias a las cámaras de video vigilancia en su negocio, que el nivel del agua alcanzaba unos 30 centímetros al interior, por lo que tomó la decisión de trasladarse al sitio para intentar aminorar las pérdidas.

Sin embargo, comenta que al llegar el agua le llegaba hasta la cintura y le resultó sumamente difícil tratar de acercarse, aunque se percató de que personal de las policías municipal y estatal así como del Ejército Mexicano ya habían iniciado labores para rescatar a las personas de una zona que, a pesar de ser mayormente comercial, aún cuenta con casas habitación.

“No pude entrar, me dio miedo acercarme porque los cristales empezaban a tronar y era virtualmente imposible avanzar, además del posible riesgo de un corto circuito”, reconoce.

En su negocio había algunas especies animales, alimentos, medicamentos, equipo propio para su administración, diversos tipos de documentos y equipo de seguridad. Todo se perdió. El nivel del agua rebasó durante la madrugada los 4 metros de altura y nada fue posible rescatar, al menos no hasta el momento.

Alberto no tiene un cálculo exacto de las pérdidas, pero dice que entre mobiliario, equipos, insumos y demás, la cifra podría sobrepasar el millón y medio de pesos que con esfuerzos y mucho trabajo invirtieron él y sus padres (sus socios) para sacar adelante esta tienda y a cada una de las 10 personas involucradas en su apropiado funcionamiento.

Alberto hace un llamado a la autoridad para recibir apoyos en el entendido de que la situación sanitaria provocada por la pandemia fue un verdadero golpe para la economía, de ahí la necesidad de tener oportunidad para acceder a créditos con bajas tasas de interés.

“No pedimos que nos den, pedimos facilidades para poder levantarnos como ya hemos hecho con la pandemia”.


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