Alondra Gutiérrez, ajustadora sobre ruedas que resuelve problemas de accidentes viales

Alondra se montó en su primera moto a los 17 años, cuando su amigo le dio una clase informal de tres horas y ahora recorre la Ciudad de México ayudando.

Todos los ajustadores en moto eran hombres, pero Alondra ha logrado destacar en su profesión. | Especial
Blanca Valadez
Ciudad de méxico /

Enciende motores, atraviesa el intenso tráfico de la Ciudad de México hasta que Alondra Gutiérrez Carrillo, de las primera mujer ajustadora en México, llega al lugar del accidente de tránsito para determinar la responsabilidad y empezar el proceso de pago del seguro.

Gutiérrez Carrillo es de las 10 millones de mujeres que transitan por las peligrosas calles, el mal clima, los barrios inseguros y situaciones posiblemente riesgosas sobre su Suzuki GXR 600cc. ¡Le encanta!

Su labor no sólo es llegar rápido, sino determinar la responsabilidad en el accidente basado en una comprensión profunda de las leyes de tráfico locales para asegurar que los clientes no sean acusados injustamente de haber causado el percance.

Las emociones a veces están a tope en el lugar del siniestro, lo que significa que Alondra a veces tiene que involucrarse en situaciones volátiles.

“Me enfoco en resolver problemas y ayudar a la gente”, dice Alondra, que ha trabajado en Zurich México desde 2017. “Tienes que entender que no todos reaccionan igual en circunstancias difíciles. Si encontramos un incidente potencialmente peligroso, pedimos el apoyo de la policía local, pero por experiencia sabes cómo manejar estas situaciones.”

De hecho, el impacto de ver a una mujer bajo el casco puede ayudar a suavizar algunas situaciones. “¡Algunas personas se sorprenden de que yo incluso pueda andar en moto!” ríe Alondra. “Pero significa que me preguntarán cuando aprendí a manejar, cómo me convertí en ajustador, o hablamos de motos. Esto ayuda a distraerlos del hecho de haber sufrido un accidente y a reducir el estrés y pasar el tiempo.”

El amor de Alondra por las motocicletas empezó en su juventud. Cada vez que iba al local de videojuegos local se dirigía a los juegos de carreras de motos y siempre escogía el modelo rosa. Su amor por las dos ruedas se selló cuando le regalaron una moto eléctrica rosa para Navidad.

Pero su mayor influencia fue su abuelo Ramón Carrillo y Dávila, quien también fue ajustador. “Siempre escuchaba de Io mucho que amaba su trabajo, incluso si tenía que trabajar en días festivos. Recuerdo que hasta en Navidad, si su radio sonaba, debía dejarnos, pero lo disfrutaba,” recuerda Alondra. “En las tardes, cuando no estaba en el trabajo, organizaba la documentación del día en su escritorio, e incluía fotos del choque que él mismo tomaba con su cámara polaroid. Siempre me emocionaba escuchar las historias de su día de trabajo.”

Pero en ese tiempo, todos los ajustadores en moto eran hombres, no había modelos femeninos a seguir o que inspiraran a la joven Alondra. Cuando tenía 12 años, Alondra vio a una mujer en moto y con un traje rosa. “Creí que era un ajustador como mi abuelo, así que, en ese momento, supe que yo también quería ser una ajustadora en moto.” La motociclista en el traje rosa de hecho era en realidad una promotora de una estación de radio local, pero la carrera de Alondra ya estaba decidida.

Alondra se montó en su primera moto a los 17 años, cuando su amigo le dio una clase informal de tres horas. Dos años después, finalmente obtuvo su licencia oficial, cuando tomó un curso para convertirse en ajustador en motocicleta, a pesar de las protestas de la familia, a la que le preocupaba su tránsito por las calles de la Ciudad de México.

Alondra es una verdadera pionera. Ha sido ajustadora en moto por 13 años y en Zurich México es parte de un equipo de 32 ajustadores. Cuando Alondra empezó, era la única mujer ajustador de seguros en la ciudad, y ahora, otras mujeres han seguido sus pasos; aunque Alondra es todavía la única ajustadora que llega al accidente en motocicleta.

Ella pasa la mayoría de su tiempo en las calles ya sea ayudando a clientes o apoyando a su equipo. “Todos los días manejo, no importa el clima, porque en la Ciudad de México uno puede tener todas las estaciones del año en un solo día,” cuenta Alondra.

Pero ni así cambiaría dos ruedas por cuatro. “Me encanta andar en moto. Es una de las cosas que más disfruto en la vida. Y hacerlo mientras puedo ayudar también a los clientes, es el trabajo de mis sueños. Es difícil, todo un reto, hay que ser valiente y tener las ganas de ayudar a la gente. Y además te tiene que gustar el trabajo.”

Pero ¿recomendaría su labor a sus dos hijas, de cinco y 11 años? “Estaría feliz y las apoyaría si quisieran seguir mis pasos o manejar una motocicleta. Mi hija menor ya ama las motos.” Si una de las hijas de Alondra se decide a convertirse en ajustador y andar en moto, será a su madre a quien tengan que agradecer por romper las barreras y atravesar las brechas de género.

Como parte de su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, Zurich México trabaja día con día para fomentar la cultura de la diversidad e inclusión dentro y fuera de la compañía; brindando a sus colaboradoras un espacio seguro y con igualdad de oportunidades donde puedan incrementar sus conocimientos, fortalecer sus capacidades y alcanzar su máximo potencial personal y profesional. Asimismo, mediante diversos programas, busca apoyar e inspirar a niñas y jóvenes para que, como Alondra, sigan sus sueños y se conviertan en pioneras y modelos a seguir para las generaciones por venir.

​LP

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