Alud en San Gabriel no fue excepcional: expertos

Explican que este tipo de eventos tienen periodos de recurrencia de 50, 100 o hasta 150 años.

Estragos de la catástrofe en el municipio (Fernando Carranza).
Editorial Milenio
Guadalajara /

Donde ya han sucedido eventos naturales, estos volverán a ocurrir, pese a que la población que habite dicho territorio lo olvide. Tal es el caso del alud de lodo que azotó a la cabecera municipal de San Gabriel, el pasado 2 de junio y que dejó devastación en las calles aledañas al río conocido como Salsipuedes, que atraviesa dicha localidad.

Aunque los habitantes de este municipio de la región Sur de Jalisco aseguran que no recuerdan que tal avalancha haya ocurrido antes, investigadores de la Universidad de Guadalajara (UdeG) y la Universidad Autónoma del Estado de México (Uaemex), indican que es un evento que ya había ocurrido en 1885, y que incluso, el reconocido escritor Juan Rulfo lo refirió en el cuento Es que somos muy pobres.

El profesor investigador del Instituto de investigación y Estudio de las Ciudades (In-Ciudades), del Centro Universitario Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), Luis Valdivia Ornelas, señaló que estos aludes son fenómenos naturales que no son excepcionales, pues tienen periodos de recurrencia de 50, 100 o 150 años, y que están vinculados con las condiciones del sistema hidrográfico. “Se piensa que se trata de agua que se desbordó y no, pues son fenómenos gravitatorios que ocurren en microcuencas que tienen litología deleznable (rocas que se desprenden fácilmente), una pendiente muy pronunciada y la geometría de la vertiente, que favorece este comportamiento (es decir, que las corrientes bajan en forma triangular o una delta invertida)”,explicó.

No es algo excepcional que el Río Salsipuedes tenga crecientes; lo que ocurre es que las corrientes arrastran sedimento que se convierte en gravitatorio, lo que se ha intensificado por la degradación y cambio de uso de suelo en el sistema montañoso ubicado al norte del Nevado de Colima. “Desde los años 40 y 50 esta zona ha tenido muchas intervenciones que generaron un impacto severo en la estabilidad de las pendientes; consideramos que eso está incrementando el fenómeno. Lo ocurrido el pasado 2 de junio fue un gran alud inusitado por la gran cantidad de sedimento que transportó”, mencionó.

Dijo que en la zona de Apango hay un impacto por la ganadería, donde se combinan las pendientes pronunciadas, la presencia de toba –una piedra que se desprende fácilmente– y la pérdida de la vegetación por las actividades agropecuarias. 

Valdivia Ornelas destacó que las zonas más susceptibles a erosión ocasionada por el hombre, es justamente la zona alta y media de la cuenca, pues ahí ocurren procesos más intensos de deforestación y cambo de uso de suelo. El Coordinador de la Ingeniería en Geofísica, del Centro Universitario del Sur (CUSur), maestro Ricardo García de Alba, recalcó que lo ocurrido fue multifactorial: deforestación, incendios, actividad agrícola y ganadera; reducción del cauce, y presencia de escombros y basura.

El profesor de la Uaemex, doctor Luis Miguel Espinoza Rodríguez, señaló que tras visitar San Gabriel constataron que el cauce del río se ha ido rellenando de sedimento arrastrado, y que el daño en la localidad se intensificó dado que se ha ganado terreno al río.

Sobre la posibilidad de que en este temporal ocurra otro alud en San Gabriel, Valdivia Ornelas no se atrevió a asegurarlo porque “no hay una estación meteorológica en San Gabriel y no contamos con información sobre las lluvias ahí; la posibilidad existe, por la falta de vegetación”.

SRN

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