América se erige como un símbolo de fortaleza y amor. Abuela, madre y amiga, su vida transcurría llena de risas y momentos compartidos hasta que un diagnóstico de cáncer de mama cambió su rumbo.
Este diagnóstico, lejos de quebrantar su espíritu, despertó en ella una lucha tenaz que refleja no solo su valentía, sino también su inquebrantable deseo de vivir y disfrutar cada instante.
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“El día de mi cumpleaños yo decido regalarme una mamografía, pero ese día también me dan la noticia de que iba a ser abuela”, mencionó.
El tratamiento no fue fácil, América enfrentó días de dolor y agotamiento, pero encontró la motivación en su familia, especialmente en la llegada de su nieto.
“Cuando supe que iba a ser abuela, eso me dio una razón más para luchar. Quería estar allí para él, para verlo crecer y compartir momentos juntos”, dijo.
La llegada de su nieto fue un rayo de esperanza que iluminó los momentos más oscuros de su batalla y de luchar por vencer la terrible enfermedad y a través de un enfoque en la vida y la familia, América cultivó una fuerza interior que nunca imaginó tener.
La historia de América es un testimonio de supervivencia y también un llamado a la acción para vencer la adversidad.
mrg