Entes del más allá: Andrés hizo contacto con ellos, lo siguieron a casa para aterrorizarlo

Historias de Terror

Los espíritus del DIF Municipal; sus compañeros de trabajo se lo advirtieron. La primera vez que todos escuchó fue cuando su jornada de trabajo se extendió hasta la madrugada.

Queremos saber qué es lo más terrorífico que te ha pasado. (Shutterstock)
Alejandro Reyes
Pachuca /

Andrés escuchó claramente, de su lado derecho, la voz sin cuerpo en medio de oscuridad que le dijo “sácame”. Sintió cómo el gel de su cabello se rompía, cómo el pelo se levantaba y corrió de regreso a su oficina.

En 2011 llegó a trabajar al área de comunicación social del DIF Municipal de Pachuca. Tenía apenas 28 años. Dos semanas antes había fallecido un guardia de seguridad dentro de las instalaciones, un adulto mayor que se había negado a jubilarse.

Los compañeros de Andrés le contaron que en las oficinas se veían espíritus, pero siempre fue escéptico a ese tipo de comentarios. Nunca creyó que le fuera a pasar algo.

Entonces un día su jornada laboral se extendió hasta la madrugada. Fue un jueves. Subió a los sanitarios de la segunda planta al fondo. A Andrés le daba miedo la oscuridad pero estaba la luz de las lámparas que le daban valor.

El DIF Municipal colinda con la escuela primaria Belisario Domínguez y Andrés comenzó a escuchar el sonido de una pelota que rebotaba una y otra vez contra la pared, como si alguien la estuviera pateando a esa hora después de las dos de la madrugada. No hizo caso a ello.

Al salir del baño, que da con un barandal, Andrés, dobló a su lado izquierdo para bajar a la primera planta, escuchó cómo alguien detrás de él le pegaba a los barrotes con un palo. Volteó y el sonido se detuvo. Siguió caminando hacia las escaleras y el sonido regresó. Llegó a su oficina y se fue a casa a las tres de la mañana.

La jornada del día siguiente se volvió a alargar debido a un informe. A las dos y media de la madrugada del viernes Andrés subió otra vez al baño en la segunda planta.

Al salir y cerrar la puerta del sanitario escuchó claramente, de su lado derecho, una voz sin cuerpo en medio de la oscuridad que le dijo “sácame”. Sintió cómo el gel de su cabello se rompía, cómo se le levantaba el pelo y corrió de regreso a su oficina.

Al bajar su jefa lo miró. Andrés, de piel morena, tenía el tono cambiado, estaba pálido. Le contó lo que había escuchado al cerrar la puerta del baño y ella tomó una decisión tajante: se fueron de la oficina en plena madrugada.

“Escuché a centímetros de mi oído la voz que me decía sácame. Me espanté demasiado y ya jamás nos quedamos después de las ocho de la noche en la oficina”, cuenta Andrés.

Diez años después de lo sucedido aún recuerda perfectamente la voz, dice que era de un joven, de unos 15 o 20 años. Andrés no quiso averiguar si había sucedido algo en el pasado en las instalaciones del DIF Municipal.

-¿Qué sucedió después?

-Después de que pasó eso yo empecé a sentir una presencia.

-¿Qué sentías?

-De reojo veía a alguien y cuando volteaba ya no estaba ahí, eso me acompañó mucho tiempo.

Esa presencia siguió a Andrés hasta su casa en Forjadores. Ahí su esposa veía como algo tiraba las escobas, cerraba las puertas y movía las ventanas. Su mujer sentía la misma entidad que Andrés.

“Mi esposa me dijo: sabes qué vámonos de aquí porque aquí no estoy contenta y fue cuando compramos la casa de aquí de Chavarría, nos vinimos para acá y esa entidad se quedó allá, siento que del DIF Municipal me llevé a ese ente pero nunca me hecho ningún daño”, cuenta.

Andrés dice que después de lo sucedido en el baño veía en su auto, en las calles y rara vez en la oficina una sombra. Desde que nació su hija Camila, hace cuatro años, Andrés dejó de sentir esa presencia que no era natural ni de este mundo.

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