Ángel Barañano, historia de un bombero en la explosión de Tlahuelilpan

El experimentado jefe de bomberos de Tlahuelilpan, con 40 años de trayectoria como bombero, señala que servir a la gente es su meta diaria

Ángel Barañano Guerrero, jefe de bomberos en Tlahuelilpan. (Francisco Villeda)
Francisco Villeda
Tlahuelilpan /

Ángel Barañano Guerrero es un experimentado bombero con 40 años de servicio, tiempo en el que ha visto muchas tragedias, y en el cual ha ayudado y salvado a muchas personas; es feliz como bombero, es lo que ha hecho durante toda su vida, y lo que espera hacer el resto de ella.

Actualmente es jefe de bomberos de Tlahuelilpan, un municipio marcado por la tragedia más grande en un ducto de Petróleos Mexicanos (Pemex), en el estado de Hidalgo, misma que cobró un total de 137 vidas.


No es la primera tragedia mayor que presenció y en la que laboró como bombero. También trabajó como bombero en la tragedia de San Juanico (1984) y en el sismo de septiembre de 1985; de carácter fuerte y con una voz de trueno, es un líder, un experimentado líder que se capacita constantemente para desempeñar mejor su labor en favor de la sociedad.

No han sido experiencias fáciles, pero sí le han dejado aprendizaje, uno que viene acumulando desde los 14 años de edad, cuando inició como bombero en Naucalpan, estado de México; ahora, a los 55 años de edad sigue trabajando en lo que le apasiona, pero ahora en Tlahuelilpan; apenas el pasado mes de agosto cumplió 40 años de servicio y un mes después un año más de vida.

Soy feliz porque he podido hacer lo que me ha gustado toda mi vida, aunque en ocasiones me siento triste, enojado, frustrado, porque yo sé que podríamos estar mejor, y no hablo de nosotros como personal, sino como servidores públicos, para ofrecer un mejor servicio de calidad a la ciudadanía, brindar mejores resultados, y evitar esa gente que está sufriendo en las emergencias”.

Sentado en su escritorio, rodeado de camiones de bombero de juguete, cascos, diplomas, reconocimientos, tazas y más recuerdos, cuenta como cada día es feliz al hacer lo que le gusta; con su voz grave, entre humo de cigarro, el jefe de bomberos, admite que constantemente tiene “sentimientos encontrados; mucha gente me dice: ‘ya son muchos años’, y espero que la vida me dé más, y me dé la oportunidad de seguir trabajando en esto; esperemos que sigamos en lo que me he dedicado toda la vida”.

Le gusta que las cosas se hagan bien, pues así está acostumbrado. Es un jefe consolidado, un líder. Los elementos de su base, y cada persona que plática con él tiene una cátedra solo con verlo actuar, expresarse, y hasta reflexionar sobre la labor de los bomberos en la vida pública.

“Mi carácter se ha hecho por la educación que me dieron mis padres para que peleara por mis sueños, no importando a quien me tuviera que enfrentar; entonces, da coraje y por eso me he vuelto de ese carácter, porque vas y te sientas con un funcionario y le dices: ‘oye, mi problemática es ésta’ y que te digan: ‘es que no hay recursos’ ¿entonces en donde está el recurso que nos corresponde? ¿Quién lo maneja?”.

E insiste: “sí tengo carácter muy fuerte, porque mi padre me enseñó que las cosas se hacen bien y a la primera, con lo que tengas, no necesitas tener mucho, un camión de bomberos o una súper ambulancia, con lo que tengas tienes que hacerlo bien a la primera, así me decía mi padre, y así lo he ejercido toda mi vida, y eso a muchos funcionarios no les parece”.

Ahora lidia con estos aspectos administrativos, que a veces lo frustran, pero mantiene esa ilusión que desde niño tuvo para dedicarse a ayudar a los demás desempeñándose como bombero. “Desde niño dije que iba a ser bombero, y que iba a tratar de hacer lo mejor que pudiera mi trabajo”.

Su labor es posible al apoyo de muchas personas, señala, pues en estos 40 años de labor en las estacones de Naucalpan y Huehuetoca, estado de México, así como en las de Tula de Allende y Tlahuelilpan, ha tocado muchas puertas y echado mano de muchos amigos para lograr que se consoliden los proyectos mediante la adquisición de equipos para conformar estaciones

“Gracias a dios cuento con muchísimos amigos para presentarles un proyecto, para pedirles apoyo, y me lo han dado”; refiere que el área de bomberos es una que requiere mucho apoyo: “aquí trabajamos con seres humanos que sufren, que lloran, y que a veces pierden la vida por no poderlos apoyar, atender, como ellos se merecen; ése es un gran problema en México”.


Una vida llena de riesgos

Barañano Guerrero ha estado en distintas ocasiones en peligro de muerte, al filo, por su labor como bombero, pero aclara que hasta ahora “nunca he visto el famoso túnel blanco o la luz, en las veces que he estado mal, pero cuando despierto le doy gracias a dios por permitirme seguir viviendo y reflexionar qué me falta hacer”.

Recuerda que “la última vez que estuve mal, en 2018, por la explosión en un ducto, cuando desperté yo estaba en el hospital amarrado, y dije, ‘pues si me quemé ¿por qué estoy amarrado?’ Y mi hermana me dice, es que le pegaste a un médico y a una enfermera, y te pusiste muy violento, y le dije, ‘no, no recuerdo’, y le dije a mi hermana mayor, 'yo creo que me estaba peleando con la muerte porque me faltan hacer muchas cosas en mi vida y yo no me quiero ir’”.

En sus 40 años de servicio ha causado asombro entre quienes lo conoce por su fortaleza y decisión para seguir en la profesión a pesar de las adversidades y riesgos; “mucha gente que me conoce me dice: oye: ‘ya te salvaste de muchas, pareces gato’, pero es la motivación por vivir, y lo seguiré haciendo, y no porque me sienta héroe, no, no es por ahí, es por la gente que espera que hagamos lo necesario por salvar vidas, a una persona o a un familiar”.

Confiesa que a lo largo de su trayectoria el riesgo ha estado presenten en muchos momentos. “Nos hemos metido a casas incendiadas con gente adentro, y yo tengo familia, pero mi familia sabe a qué me dedico, y en una de esas puedo tener mala suerte y a lo mejor ya no salga, pero a eso nos dedicamos, y hay que estar conscientes en dónde estamos parados para saber cómo hacer el trabajo y no pensar en que si me meto me muero, para eso nos rentamos al final de cuentas y dicen que estando bien capacitado tu riesgo de accidente es menor y está comprobado”.


Consolidar una estación de bomberos

Aun con todas las adversidades, el comandante Barañano tiene como objetivo consolidar una estación de bomberos bien equipada en Tlahuelilpan, un municipio que en los últimos 11 años le ha dado la oportunidad de servir a la población, pero que también le ha puesto una de sus más grandes pruebas: el siniestro del ducto el 18 de enero de 2019, donde laboró con el mayor empeño posible.

Su intención es mejorar las condiciones de las estaciones de bomberos, y señala que “en Huehuetoca no había nada cuando yo entré, no había nada, había una ambulancia para hacer traslados, y después de cinco años se logró mucho”.

En el caso de Tlahuelilpan, dice, “no había nada más que una ambulancia y un tanque de oxígeno fuera de servicio, fue lo que recibí cuando yo entré como elemento; yo entré como elemento, y al año me dan la oportunidad de ser director, pero cuando entré a trabajar aquí había una ambulancia que iba todos los días a México a traslados programados, o sea que no teníamos ambulancia aquí para cubrir las emergencias”.

De ahí empezó una travesía para “conseguir equipo, tocar puertas, y en estos 11 años hemos logrado tener más equipo. Cuando yo llegué aquí me decían que para qué queríamos Protección Civil (PC) aquí si nunca pasaba nada; pero la gente no entendía lo que era la protección civil, pues yo estuve un año en Tula, en ese tiempo que estuvo si venimos 50 veces a Tlahuelilpan fueron pocas, porque nadie cubría las emergencias”.

Afirma el jefe: “entonces éramos la estación de bomberos más cercana a Tlahuelilpan, y no es como ahora que ya muchos municipios, o la gran mayoría tienen servicios de emergencias; y ya cuando vengo para acá a Tlahuelilpan había mucho trabajo y al hacer el mapa de riesgo, los estudios de riesgo del municipio veo que tengo cuerpos de agua, tengo carreteras estatales en donde hay transporte de materiales peligrosos, tengo vías del tren cerca, ductos de Pemex, hay muchos riesgos en los que hay que trabajar en la prevención”.

Contrario a lo que muchos pensaban, dice mientras observa las paredes de su oficina con añoranza, ese “trabajo de investigación, estudio, me reflejaba lo que yo necesitaba de equipamiento en caso de que se me saliera de control y había que entender la emergencia, y por eso queremos el equipo básico para cualquier emergencia, para materiales peligrosos, buceo, rescate urbano, rescate vertical; tenemos si quieres lo básico, pero nos hace falta mucho equipo básico a través de apoyos, y la gente cree que el equipo es del municipio y no es así”.

Con el paso del tiempo, el comandante Barañano, jefe de la estación de bomberos de Tlahuelilpan, la ha posicionado como una de las más activas de la región; ha gestionado, ha acompañado la labor en ella, liderando un esfuerzo titánico para prevenir riesgos y también para atender las emergencias, cuando se requiere.

Así, en medio de las adversidades por la falta de recursos del municipio para mantener una estación de bomberos, el comandante da lo mejor de sí, como desde hace 40 años, con un compromiso con la población y con esa ilusión que mantiene desde niño: Ser bombero para ayudar a la gente.

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