A sus casi 80 años, Angelita Córdova recorre las calles de Tlajomulco con su carrito lleno de periódicos, en los rumbos de Toluquilla, Santa Fe y Chulavista, todos la conocen como Angelita Milenio, un apodo que ha ganado tras 19 años vendiendo ejemplares del diario.
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Originaria de San Luis Potosí, Angelita ha construido una vida en Jalisco junto a su esposo Esteban, con quien lleva 58 años de casada. Es madre de seis hijos y presume con orgullo que ya tiene bisnietos.
“Hasta que el día menos pensado me digan: ‘Ya no le van a llevar el periódico del Milenio’, me voy a sentar a llorar la verdad, después de tantos años, este es mi motivo de energía”, afirma con emoción.
A pesar de que el impreso ha sido desplazado por la tecnología, asegura que nunca ha devuelto un solo ejemplar. Además Angelita ha tenido varios empleos formales y cuenta con una pensión, pero prefiere mantenerse activa.
“Ser útil, humildemente te vuelvo a repetir, ser ejemplo para personas de la tercera edad que dicen: ‘¿Cómo para qué o cómo por qué?’ Si de menos puedo barrer… Mi mentalidad es: no porque esté uno anciano ya se queda en la casa a esperar a que le den todo”, expresó Angelita.
Aunque padece arritmia cardíaca, eso no la detiene
“Me dijo un día un doctor cardiólogo: En serio Angelita, usted está más sana que yo. Con esa arritmia que trae, usted la alimenta, si no, ya desde cuándo no existiera”.
Las calles pueden ser peligrosas y Angelita ha tenido su propia experiencia con ello, ya que mientras caminaba con su carrito por una explanada, un taxi subió inesperadamente, aunque no iba a gran velocidad, el impacto le dejó secuelas. Los vecinos del área reaccionaron de inmediato y confrontaron al conductor, exigiendo respuestas por lo sucedido, a pesar de la indignación de los vecinos, el taxista cubrió la primera consulta médica.
Una rutina que la mantiene en pie
El esposo de Angelita fue internado en un asilo por complicaciones de salud, pero ella no está sola, ya que vive con su hermano, quien la consiente y la cuida.
Tras recorrer cerca de 10 kilómetros a pie todos los días, Angelita regresa a su casa a bordar y ver televisión. Para ella, la venta de periódicos no es solo un trabajo, sino un propósito de vida que piensa seguir cumpliendo hasta el último aliento.
MG