El querer probar nuevas experiencias y de alguna manera buscar la independencia trajo a Felipe vivir situaciones complicadas desde el primer día cuando cruzó al ‘otro lado’ (Estados Unidos), donde casi pierde la vida al cruzar el río Bravo, así se convirtió en migrante.
Menciona que lo más difícil fue pasar el retén, donde tuvo que aprenderse datos de una identificación falsa, el cual comenta no fue tanto problema, pues en ese entonces la persona que le tocó revisar los documentos ni notó que la credencial era apócrifa.
Fue un señor ‘pollero’, el que ayudó a llegar a Carolina y por ello pagó alrededor de 30 mil pesos, eso hace 10 años, cuando apenas tenía 14 años. Así comenzó la historia de Felipe, quien cambió el cobijo de la familia, por ganar dólares y ofrecer a su familia un futuro mejor.
Eso lo pensó cuando llegó la primera temporada decembrina, pues aún estando trabajando y teniendo el recurso, no podía salir normalmente a la calle, pues corría el riesgo de ser localizado por las autoridades migratorias y ser deportado.
“Estas fechas han sido las más difíciles, porque estoy solo y llega el momento que extrañas a la familia y aunque te quieres regresar, no puedes; porque estás solo sin nadie y tu vida se vuelve un martirio, lloras”, indica.
Menciona que llegó el momento en que tuvo novia y hasta una pareja, pero aún con eso, las ganas de estar con su familia no se alejaban de su mente y por ello es que dedicó su vida a trabajar y trabajar.
“Por qué, porque siempre vas a extrañar a tus papás, a tus hermanos, amigos y ese es el sacrificio tal vez de tener una vida mejor, porque al final tienes dinero, pero no a tu familia”, indicó.
La vida en Estados Unidos fue trabajar y trabajar, donde incluso quiso combinarlo con estudiar; sin embargo, tener varios compromisos como pagar la renta, carro, colegiatura fue pesado que tuvo que salirse de estudiar.
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Año tras año de su estancia en USA y cada temporada es la misma, siempre pensando en su familia y encerrado, esperando a que algún día Dios le permita regresar a México y volver abrazar a su madre, padre y hermanos.
Confía en que algún día eso podrá ser, mientras tanto seguirá entregando su vida a trabajar y ofrecer a sus padres una mejor vida.