En el interior del taller de la familia Serrano Montes, ubicado en Barrio de San Antonio del centro de Amozoc de Mota, largas hileras de figuras de yeso permanecen bajo los rayos del Sol para su posterior secado, pintado y decorado. Horas después, las manos de los artesanos transforman esas blancas piezas en tradicionales nacimientos, mismos que adornan los hogares de los poblanos.
Javier es el primer hijo del matrimonio de José y Claudia. Actualmente cursa la carrera universitaria de Estomatología, pero a los 10 años de edad tuvo sus primeros acercamientos con el oficio heredado por sus padres. Como cualquier niño, veía las labores como un juego: “Me dejaban sacar las piezas de los moldes, eran borreguitos, y mi mamá los volvía a llenar”.
Este “juego” se repitió con su hermano menor, Yahir, aunque él sacaba de sus moldes a los marranitos que adornan los nacimientos. Ahora, el joven de 15 años de edad tiene planeado estudiar la licenciatura en Derecho, pero se sabe heredero de un legado familiar que consiste en la elaboración de figuras de Nacimiento.
En ambos casos, sus padres forjaron la disciplina, respeto y amor por el trabajo artesanal a dos jóvenes escultores que actualmente ya realizan figuras por arriba de los 80 centímetros. En ese sentido, Javier ya ha elaborado piezas de tipo monumental con la altura de una persona promedio, las cuales solo se manejan bajo pedido, ya que su comercialización no es sencilla.
“Nosotros iniciamos este trabajo por mi abuelo que hacía estas figuras y seguimos con la tradición que después nos compartieron nuestros papás. Nos enseñaron y ahora nuestro objetivo es tratar de innovar y mejorar la técnica para ofrecer la mejor calidad a la gente”, dice Javier, quien de manera ágil pinta un ángel de 80 centímetros de altura.
Este trabajo, para Javier, representa dar vida a las figuras, pero cuando pasa a los retoques finales como el colocado de pestañas y delineado de ojos, la familia Serrano saca a relucir su preciado talento que les ha permitido ser uno de los talleres artesanales más reconocidos de la región, también por su venta y distribución de piezas a otras entidades del país.
“No son los mismos modelos que recuerdo de niño, a los modelos actuales. En algunos santos se respetan ciertas normas o reglas, el que lleva una escoba o caballo siempre va a ser así, pero en nacimientos hay variaciones. Por lo regular, los distinguen cosas tradicionales como su vestimenta o color específicos, por ejemplo, María y José”, compartió con MILENIO Puebla.
Procesos
En el taller “Yahir” se busca que las figuras tengan las mejores expresiones faciales, aun cuando el trabajo es demasiado en temporadas fuertes y de buena economía previo a la pandemia. Antes de 2020 los artesanos realizaban hasta 500 nacimientos por año, desde los más pequeños hasta los más grandes.
Luego del llenado de moldes con yeso líquido y su secado al Sol y vaciado, Pilar, prima de Javier, entra a la acción: alista sus manos para lijar y quitar la rebaba de las piezas. En ocasiones es acompañada por sus tres pequeños, hijos quienes le piden ayudarla y aun a su corta edad, desean ser artesanos.
Javier narra que el pintado consiste en dotar de vestimenta, piel y textura a las piezas. En general, el proceso de elaboración de estas figuras comienza desde mayo y el pintado se realiza en agosto para que se cuenten con lotes para la exhibición y venta. Sin embargo, por la pandemia, la producción cayó 50 por ciento.
De forma posterior, su hermano Yahir se ha enfocado en el decorado: “Le damos claridad a la figura, uno de los últimos toques”, refiere mientras de manera veloz revisa y da vuelta a las piezas para evitar que quede algún lado sin color.
La madre de Javier, Claudia Montes, de manera muy cuidadosa refina el rostro de las figuras, desde los ojos hasta las pestañas y cubre los huecos. Aunque también le gusta lijar las piezas, ha perfeccionado la decoración gracias al legado de sus padres Victorino Montes y Margarita Sánchez.
A la fecha, en el corredor artesanal en el taller “Yahir” también se venden alcancías, recuerdos para bautizos o primeras comuniones, adornos como fruteros, santos, vírgenes de Juquila y de Guadalupe, además de los tradicionales nacimientos.
AFM