Tras la detención que hizo la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo (PGJEH) de un vicario que estaba escondido en Guanajuato por abuso sexual a una adolescente, situación que sucedió en el municipio de Tlanchinol, el arzobispo de Tulancingo, Domingo Díaz Martínez, lamentó la situación y señaló que los obispos deben seguir denunciando la violencia en contra de niñas, niños y adolescentes.
Indicó que, estos actos de violencia ocurren en un mayor porcentaje dentro de la sociedad civil, lo que “consuela” a la Iglesia porque son muy pocos los casos que se dan, “pero no queremos que exista ninguno”, dijo.
Este domingo, tras la misa dominical en la Basílica Menor de la Santa María Guadalupe, mejor conocida como “La Villita”, Díaz Martínez indicó que se da información a seminaristas y sacerdotes para evitar este tipo de actos.
“ Cuando suceden estas situaciones, el obispo o párroco debe avisar y con ello, hacer del conocimiento a las autoridades para que actúen y en este caso, así fue.
Se les está dando información a los sacerdotes, seminaristas y quisiéramos que no hubiera ni un caso, pero la mayoría de los casos del maltrato a las niñas y los niños no es de los sacerdotes, se da más dentro de las familias, pero nos consuela que se den muy pocos casos dentro de la Iglesia, pero realmente no queremos que existan ningún caso”, sostuvo.
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En días pasados, se informó que Enrique “N”, quien era vicario que ofrecía sus servicios en la Parroquia de San Agustín, ubicada en el barrio centro del municipio de Tlanchinol fue detenido por la PGJEH, encabezada por Santiago Nieto, fue detenido tras una orden de aprehensión en contra del ministro de culto por abuso sexual agravado en agravio de una adolescente.
Esta detención se logró hacer en Acámbaro, después de que los investigadores dieran con el paradero del sacerdote, quien de acuerdo a la PGJEH, solicitaba apoyo a la acólita de quien abusó en diversas ocasiones.
“Este es un caso único, y sí nos afecta, pero nos duele más que pase esta situación, pero la gente reconoce quién podría estar actuando de forma incorrecta, pero nosotros queremos que no exista ningún caso y por ejemplo, aquí en Pachuca, hay más de 20 sacerdotes y jamás hemos tenido situaciones de esta índole”, refirió.
Enrique “N” fue detenido en el municipio de Acámbaro, Guanajuato, tras lo cual fue trasladado al Cereso de La Lima, en el municipio de Jaltocan, en la huasteca hidalguense.