El Hospital Psiquiátrico de León atiende a 1 mil 800 niñas, niños y adolescentes al año con tratamiento (específicamente con consultas psiquiatría), quienes muestran síntomas de estrés postraumático, depresión o ansiedad; aunque, de manera general, los que acuden a otros tipos de consultas como la psicológica son un aproximado de 38 mil.
La directora del Centro de Atención Integral de la Salud Mental, Ana Bertha Meza Pérez, explicó lo que sucede en el cerebro de un menor cuando vive un evento de alto impacto, como una desaparición forzada o el homicidio doloso de sus padres. Mencionó que a ellos les afecta más, debido a que se encuentran en pleno desarrollo y no cuentan con las habilidades que tienen los adultos para afrontar una situación de esta naturaleza.
Comentó que el diagnóstico de la reacción emocional y neuronal de estos niños ante hechos como estos depende de diversas variantes, como la estructura familiar, el acompañamiento brindado por parte de los adultos y la inteligencia emocional que han construido durante sus primeros años de vida. Sin embargo, neurológicamente dio una explicación a esto:
“Cuando uno recibe un evento violento, traumático, se activa un eje, se llama hipotálamo, hipófisis, adrenal, y se liberan una serie de sustancias que llamamos glucocorticoides. Uno de ellos se llama cortisol, este cortisol es lo que se conoce en unos ambientes como la hormona del estrés”, comentó.
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Dijo además que este cortisol pasa al cerebro, y si es muy fuerte la carga, se activa. Le manda señales al cuerpo para una reacción de huida con el objetivo de sobrevivir; sin embargo, si el impacto es muy grande o el menor vive en estrés constante, el sistema de defensa ya no funciona y el cerebro empieza a generar ideas catastróficas.
“En los niños todavía no hay un cerebro maduro y entonces el impacto es mayor. Por eso es tan importante el estar ocupándonos de esta parte de la atención de los niños ¿Qué se hace con ellos? Hay una red intersectorial muy interesante; está el DIF, está el sistema de Protección para la Niñez, está un consejo que se encarga de estar vigilando todo esto”, comentó.
La especialista agregó que los diagnósticos de los menores pueden ser diversos; desde los que viven en un proceso de duelo, otros con estrés postraumático o niños que tienen flashazos de lo que vivieron, y esto amerita un tratamiento psicoterapéutico, sin mencionar que se valora si se requiere uno farmacológico.
Dijo que los principales trastornos que atienden son por déficit de atención; afectivos, como la depresión y la ansiedad (las cuales son dos cosas diferentes), e incluso intentos de suicidio, que se detectan a través de aspectos como el abuso de sustancias.
Finalmente, se recomendó a los padres y madres de familia estar alertas ante los comportamientos de los menores; si se aíslan, los ven tristes, no conviven y realizan cartas de despedida, estos son síntomas de algunos de estos trastornos. No obstante, es importante considerar que pueden variar de acuerdo al nivel de pensamientos que tengan y la edad en la que se encuentren, de cualquier forma. Aunque, sin importar cuáles de estos síntomas se presenten, lo mejor es acudir con un especialista.
ALOL